Ucrania ha vivido una semana de intensos bombardeos rusos. El martes, al menos 54 personas perdieron la vida y cerca de 300 resultaron heridas en un ataque con dos misiles contra un instituto militar en la ciudad de Poltava, a unos 300 kilómetros al este de Kiev.  Fue uno de los bombardeos más mortíferos desde el inicio de la invasión rusa a gran escala. Un día después, el país sufrió nuevos bombardeos contra distintas ciudades, incluida Lviv, en la frontera con Polonia, donde murieron siete personas, entre ellas tres niños. Moscú ha intensificado sus ataques contra territorio ucraniano tras la sorpresiva incursión de tropas de Kiev en la región rusa de Kursk el mes pasado: fue el mayor ataque extranjero en territorio ruso desde la Segunda Guerra Mundial. Pese a esa incursión, Moscú continúa su ofensiva en el Donbás. Las tropas rusas avanzan hacia la ciudad de Pokrovsk, crucial para la logística y la defensa ucraniana de la zona, donde desde finales de agosto se están llevando a cabo evacuaciones masivas de sus ciudadanos.

Mientras tanto, en los despachos de Kiev esta semana el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha llevado a cabo la mayor remodelación de su Gabinete desde febrero de 2022. El objetivo, según el presidente ucraniano, es fortalecer a las instituciones ante un otoño que se presenta “extremadamente difícil”. Los cambios se aplicaron tras la dimisión de seis ministros, incluido el de Exteriores, Dmitro Kuleba, sustituido por Andrii Sibiha, uno de los hombres de confianza de Zelenski. También se han remodelado otras ocho carteras, incluidas las de Justicia, Desarrollo Territorial o Industrias Estratégicas.