Una semana más, abrimos con la mirada puesta en la indiscriminada ofensiva de Israel contra la población gazatí. Desde hace tres semanas, los ataques en el norte de la Franja por parte de las fuerzas israelíes se han multiplicado y han dejado al menos 770 muertos, según la Defensa Civil de Gaza. Israel dice que el objetivo son militantes de Hamás que se han reagrupado en ese área, pero los bombardeos y ataques han devastado barrios enteros mientras el Ejército israelí ha obligado a miles de personas a desplazarse del campo de refugiados de Jabalia. En el norte de Gaza “el olor a muerte está en todas partes, los cuerpos quedan tendidos en las carreteras o bajo los escombros. Las misiones para retirar los cadáveres o proporcionar ayuda humanitaria son denegadas”, ha denunciado el comisionado general de  la Unrwa, Philippe Lazzarini. Los servicios médicos de emergencia se han suspendido en toda la gobernación porque Israel “mantiene bajo asedio los principales hospitales y ataca directamente las ambulancias y equipos de rescate”, según Defensa Civil. Los ataques también prosiguen en el resto de la Franja: este jueves, un bombardeo israelí sobre una escuela en el campo de refugiados de Nuseirat ha matado al menos a 17 personas, la mayoría niños y ancianos, y provocado decenas de heridos. 

Mientras tanto, prosigue también la ofensiva israelí en Líbano contra Hezbolá. Este miércoles las fuerzas israelíes lanzaron intensos bombardeos contra los suburbios del sur de Beirut, que destriuyeron media docena de edificios y provocaron grandes incendios. Un día antes había llegado a Israel el secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, para tratar de reactivar el diálogo para un alto el fuego después de que Israel matara la semana pasada al líder de Hamás, Yahia Sinwar. El Gobierno israelí ha anunciado que este domingo una delegación viajará a Catar para eventuales negociaciones. El viernes, un ataque de Israel contra una pensión en el sur de Líbano acabó con la vida de al menos tres periodistas e hirió a otros tres.