Escalada de tensión en el conflicto entre Rusia y Ucrania: este martes, el Ejército ucraniano disparó por primera vez misiles estadounidenses de largo alcance ATACMS contra un objetivo militar en la región rusa de Briansk. Un día después, volvió a utilizar misiles de largo alcance, en este caso los británicos Storm Shadow, para golpear objetivos en Kursk. El uso de este tipo de armamento se produjo después de que el pasado domingo Estados Unidos, en un cambio notable de estrategia, levantara la prohibición de usar misiles de largo alcance para atacar posiciones en territorio ruso, algo a lo que se unieron el Reino Unido y Francia. Ese mismo miércoles, Estados Unidos y varios países europeos —entre ellos España— anunciaron el cierre de sus embajadas en Kiev ante eventuales represalias de Moscú, que acusó a Washington de “echar leña al fuego” .  

La respuesta del Kremlin llegó el jueves en forma de misil hipersónico de medio alcance, un tipo de proyectil capaz, eventualmente, de portar cabezas nucleares. Las autoridades ucranianas dijeron al principio que Rusia había usado un misil intercontinental, algo que fue desmentido por las autoridades estadounidenses antes incluso de que el Kremlin lo hiciera. Moscú sostiene que informó a Washington poco antes del del tipo de misil que iba a utilizar: el uso de un misil intercontinental hubiera supuesto un nuevo capítulo en esta guerra, en la que este tipo de armamento, por ahora, no ha sido utilizado. El aumento de la tensión ha tenido lugar la semana en la que se han cumplido mil días desde la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia, en febrero de 2022. Según estimaciones de la ONU, más de 12.000 civiles han perdido la vida y unos 27.000 han resultado heridos desde el inicio de la invasión.