La conversación entre Donald Trump y la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, en la que el presidente estadounidense insistió en comprar Groenlandia, fue todo menos amistosa. “Horroroso” es como describen el comportamiento del líder republicano las fuentes consultadas por el Financial Times.
Groenlandia es solo una entre las fantasías imperialistas del líder republicano, que también pretende convertir Canadá en el Estado 51 de la Unión y recuperar el control sobre el Canal de Panamá. “¿No es agradable ver que, durante años, décadas, hemos tenido el mismo tamaño, pero podríamos ser un país más grande muy pronto?”, decía Trump a sus adeptos en un reciente mitin.
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