Lleva poco más de diez días en el poder, pero Donald Trump ya ha firmado más de 40 decretos presidenciales para activar sus políticas de inmediato. La mano dura contra la migración es un eje central: esta semana, el presidente de Estados Unidos anunció que planea abrir un centro de detención de personas migrantes en la base naval estadounidense de Guantánamo, en la isla de Cuba. Desde 2002, este lugar funciona como una cárcel para los acusados o sospechosos de terrorismo tras los atentados del 11-S de 2001. Muchos pasaron allí años sin ser acusados formalmente —al no estar en suelo estadounidense, evitaban aplicar la ley de este país—. Según Trump, el centro de “retención” de migrantes tendrá cabida para hasta 30.000 personas, “para detener a los peores extranjeros ilegales criminales que amenazan a los estadounidenses”. El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, definió el plan de EEUU como “un acto de brutalidad”. Esta semana, además, se convirtió en ley el proyecto Laken Riley, que ordena a las autoridades estadounidenses que detengan y deporten a las personas migrantes acusadas de delitos específicos, aunque aún no hayan sido condenadas, si están en el país sin papeles.
En estos días en el Despacho Oval, Trump ha tratado además de aplicar otras normas que van más allá de su poder, y que la Justicia ha frenado. Ordenó congelar partidas por billones de dólares destinados al gasto social —incluidos, por ejemplo, programas alimenticios y de salud—, algo que ha sido suspendido, al menos temporalmente, por la Justicia, igual que un decreto que intentaba poner fin al derecho a la nacionalidad estadounidense para los hijos de migrantes sin papeles. En el ámbito comercial, Trump insiste en que seguirá adelante con su intención de imponer aranceles del 25% a la importación de productos de México y Canadá. Todo esto, en una semana en la que un accidente aéreo el miércoles por la noche en Washington acaparó las portadas estadounidenses. Un avión que transportaba a 64 personas y un helicóptero militar con tres personas a bordo chocaron y cayeron al río Potomac, sin que hubiera supervivientes. Trump aprovechó para responsabilizar a sus predecesores Joe Biden y Barack Obama de haber relajado los estándares de seguridad aérea para promover políticas de diversidad.