Lo que no dicen los programas electorales de los partidos de cara a las elecciones generales españolas del 23 de julio es casi más importante que lo que dicen. Al menos en materia de política exterior. Vox no habla de Ucrania, el asunto internacional más candente, ni de Rusia. El PP no menciona las muertes en el Mediterráneo. Venezuela, Cuba o Nicaragua no aparecen en los programas del PSOE y Sumar.
Los partidos saben que su mirada al mundo no definirá el voto del 23-J. Por eso, salvo honrosas excepciones, tiran del repertorio habitual y pasan de puntillas por los asuntos que creen más espinosos. Coinciden en la mayoría de cosas que consideran importantes, pero divergen en cómo abordarlas. Miran al mundo a través de Europa, con una postura más o menos crítica según su ubicación ideológica. La gran prioridad en cuanto a regiones es América Latina, pero la horizontalidad de la relación depende también del partido. A África solo se mira en clave de seguridad o de crisis humanitarias. Asia, el continente más poblado del mundo, es también el más ignorado, salvo algunas alusiones a China y al Indo-Pacífico. La OTAN sobrevuela los programas de casi todos los partidos, bien para defender su importancia, como en el caso del PSOE y PP, o bien para marcar distancias, como en el caso de Sumar. El PSOE apuesta por seguir de la mano con Marruecos y el PP propone matizar esa alianza, mientras que Sumar no propone una nueva relación, pero sí apuesta por el derecho a la libre determinación del pueblo saharaui.
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