Fascismo: una definición

La ligereza con la que se usa el término banaliza la amenaza y protege a los auténticos fascistas

Ahora que la palabra “fascismo” se ha abaratado, utilizada con ligereza por políticos y periodistas, a menudo reducida a un insulto de bar, convendría recordar de qué hablamos cuando la mentamos. La ideología que llevó a Europa al desastre en el siglo XX ha vuelto, si alguna vez se fue del todo. Comprender sus objetivos e identificar a sus defensores será clave para combatirla antes de que sea tarde.

Desde su irrupción en Italia en los años 20, y hasta su derrota en la Segunda Guerra Mundial, el fascismo provocó decenas de millones de muertos. Y, sin embargo, es probable que en el Parlamento europeo que salga de las elecciones del 9 de junio se sienten un buen puñado de neofascistas, cuyos sueldos serán pagados por todos. “Llevo gritándolo desde 2016 (…). ¡Vienen los fascistas!”, advirtió la Premio Nobel Maria Ressa la semana pasada, en un discurso a los graduados de la Universidad de Harvard.

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David Jiménez

David Jiménez ha sido reportero de guerra, corresponsal y director del periódico El Mundo. Como enviado especial cubrió conflictos en más de 30 países, incluidos Afganistán, Corea del Norte o Birmania. Sus libros han sido traducidos a media docena de idiomas e incluyen el bestseller El director, sus memorias sobre el año que dirigió El Mundo.

También ha publicado Hijos del monzón, premio al Mejor libro de literatura de viajes de España; El botones de Kabul, novela inspirada en su cobertura del conflicto afgano; y El lugar más feliz del mundo. Su último libro es la novela El corresponsal.

Nieman fellow por la Universidad de Harvard, David Jiménez ha trabajado los últimos años como columnista en The New York Times y cronista del diario alemán Die Welt.

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