En estos días en que los ataques israelíes contra Gaza han alcanzado un nivel de barbarie difícil de asimilar, es importante continuar mirando en esa dirección, aunque duela. Frente a la inacción o complicidad de Estados de todo el mundo y en el marco de la quiebra del sistema internacional, solo nos queda la solidaridad entre personas. Hemos visto a miles manifestarse en todo el mundo, desde Madrid hasta Berlín, desde Londres hasta Washington D.C., desde Idlib hasta Islamabad. Las hemos visto exigir un alto al fuego inmediato, reclamar respeto al trabajo de periodistas y defensores de derechos humanos, gritar «No en mi nombre».
Al mismo tiempo, es importante no perder de vista lo que ocurre en otros lugares, sin ir más lejos en la vecina Siria. No solo porque los abusos en Siria continúan, en forma de bombardeos contra civiles por parte de Asad y su aliado ruso, de represión y torturas que hacen que Amnistía Internacional haya calificado las cárceles sirias como “mataderos humanos en los que se tortura a escala industrial”.
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