Apagones de hasta 18 horas, falta de alimentos y ni atisbo de libertad. Sobre las cenizas de una revolución que nunca lo fue, los cubanos han vuelto a la calle. Y de nuevo, el círculo de descontento y represión se ha puesto en marcha. La vez anterior, tras las protestas del 11 y 12 de julio de 2021, el régimen respondió con condenas de cárcel de hasta veinte años. Como si encerrar en una celda oscura a los hambrientos fuera a llenar los platos de comida o devolver la luz a la isla.
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