Se abre una esclusa y cae un chorro de agua; el barco se mantiene inmóvil para, una vez que el agua llene el espacio frente a él, pasar al otro lado guiado por cinco locomotoras que evitarán que sus costados choquen con los muros del canal.
Panamá, te dicen los de aquí, existe como nación porque existe el canal. No es una metáfora: la separación oficial de Colombia se formalizó en cuestión de horas en noviembre de 1903, con el apoyo del Gobierno de Estados Unidos, que de inmediato inició la construcción del canal de Panamá. Ni ideales políticos, ni orgullo nacional: la última palabra de la lucha por la soberanía la tuvo la necesidad capitalista del libre tránsito.
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