¿Por qué lo haces? Me han hecho la misma pregunta en un campo de refugiados sirios, en una epidemia de ébola en Liberia y en las montañas de Pakistán. ¿Por qué quieres hablar conmigo? ¿A quién le puede interesar mi historia?
Siempre he pensado que esas preguntas, tan llenas de humildad y humanidad, no eran para mí, sino para los lectores. Y, de alguna forma, 5W ha sido una forma de trasladar estas preguntas al público, en este caso al de habla hispana.
La fundación de 5W fue un hermoso interrogante. Empezamos de la única forma que se puede empezar un nuevo medio: buscando las raíces del periodismo, derrochando ilusión, desafiando la lógica. Una revista de crónicas de todo el mundo, con una apuesta radical por la narración y la imagen. Un reportaje o perfil semanal en web, con los oídos puestos en lo que no se oye. Un número en papel anual, en tapa dura, editado con amor. Rigor, riesgo, profundidad. Y que sean los lectores los que nos sostengan económicamente, no la publicidad ni los patrocinios.
5W era una idea romántica que estaba en el aire. Protegerla ha sido más difícil que pensarla.
La inocencia y el idealismo son inevitables en esos primeros pasos. No fuimos originales en nuestro planteamiento: muchos colegas de internacional se habían imaginado un medio similar. Era una idea romántica que estaba en el aire.
Lo más difícil ha sido resistir. Mantener una propuesta. Rechazar temas que sabíamos que nos podían dar más audiencia –en ocasiones me empujó el equipo de 5W, contra mi criterio–, y apostar por los que nos definen: el colectivo LGTB en Bangladesh, una sala de teatro en el Congo, la tribu buduma en el lago Chad. No nos engañemos: en esta jungla, los nuevos medios lo tienen crudo. La soledad asusta y las tentaciones de desvirtuar un proyecto para que no se hunda son diarias. Y si resistes, nada te garantiza que sobrevivirás. Al contrario.
Esto es una carrera de larga distancia. Lo mejor de este año ha sido encontrar a gente que nos ha acompañado antes de echar a andar. Cuando estaba de corresponsal en Pakistán, me costaba mucho leer sobre Sudán del Sur, un país que acababa de nacer. Tuve que ir varias veces para interesarme. Por eso admiro profundamente a los que sin haber pisado esos países son capaces de apasionarse por ellos. En los actos de 5W que hemos celebrado, el público nos ha desbordado con preguntas sobre literatura oriental o el orden territorial de estados africanos. Emocionante.
Tenemos una visión cínica de los medios y la sociedad. La mediocridad nos envuelve, pero también nos llegan algunos rayos de luz que estamos empeñados en ignorar, quizá por comodidad: en la queja permanente se vive mejor. Por eso uno de nuestros fundadores, Xavier Aldekoa, insiste en que 5W no nació de un lamento, sino del entusiasmo por contar el mundo.
Papel, papel, papel, papel, papel
No puedo ocultar que la revista en papel es una de las cosas de las que más orgullosos estamos. Mantuvimos la apuesta de una revista-libro de más de 200 páginas, entre advertencias de que era un planteamiento suicida, sobre todo para un medio que estaba naciendo. Una inversión quizá por encima de nuestras posibilidades en aquel momento. Creo que el día que fui a recoger a la imprenta el bebé fue uno de los más felices de mi vida: allí fue donde me di cuenta de la potencia de un proyecto colectivo. Los sueños de decenas de locos y locas dedicados a la información internacional hechos materia. Y sí, el número 2 irá con letra más grande, eso fue culpa mía.
El reto para esta segunda temporada es viajar a las cloacas de los estados y mantener viva nuestra propuesta narrativa.
Hemos pecado y pecamos de cierto esencialismo. Hemos preferido un texto de Baluchistán a uno de Kurdistán, porque ese territorio dividido entre Pakistán, Afganistán e Irán está aún más fuera del radar. Hemos abusado de los reportajes de fondo, algo común en la información internacional: el reto es, con más recursos, destapar escándalos, viajar a las cloacas de los estados y denunciar abusos de los derechos humanos.
Empezamos una segunda temporada apasionante del proyecto con una nueva apuesta: Voces 5W, una colección de pequeños libros con diálogos intergeneracionales, interculturales o interdisciplinares sobre el mundo. Pronto desvelaremos quiénes son los protagonistas del primer número. El libro está incluido en la cuota de socio/a.
En estos tiempos de competencia y puñales, debo decir que en el último año solo hemos encontrado calor y apoyo en otros medios, viejos y nuevos. Los reporteros y fotógrafos que deambulan por el mundo se han volcado con nosotros: ellos también son 5W.
¿Por qué lo hacemos? Se acostumbra a aludir al interés propio y la influencia para justificar la importancia de la información internacional: lo que pasa en el mundo nos afecta. Obvio. Creo que nuestros socios van mucho más allá. No puedo ser su portavoz (aunque en muchas de las respuestas a nuestras encuestas veía casi fotocopias de mí mismo), pero creo que la respuesta está en otro lado: una búsqueda, un reconocimiento. Lo que nos define como civilización, entre otras cosas, es interesarnos por personas y problemas que no necesariamente nos afectan. Desde un punto de vista utilitario, esto no nos sirve para nada. Solo nos afirma, de una forma un tanto incomprensible, como humanos.
Y ahora, si no eres socio o socia, ya sabes: hazte de 5W.