Y un sábado más volvemos la vista a Sudán, que sufre una de las peores crisis humanitarias del planeta. Un intenso ataque aéreo atribuido al Ejército de Sudán en zonas pobladas de Jartum, la capital del país, dejó el pasado fin de semana al menos 23 muertos y más de 40 heridos. Estos bombardeos forman parte de una gran operación en la capital sudanesa, la mayor desde el estallido de la guerra hace un año y medio, para recuperar las zonas estratégicas de la urbe, incluido el Palacio Presidencial y el Banco Central, que están en manos de las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF). 

Aunque alejada de las portadas, la guerra en Sudán está dejando un brutal saldo de víctimas civiles. El conflicto por el poder estalló en abril de 2023 entre el Ejército sudanés y las paramilitares RSF; desde entonces, la guerra ha devastado infraestructuras y ha desplazado a millones de personas, además de causar miles de muertes entre civiles. No hay cifras confirmadas de muertes, pero estimaciones del Sindicato de Médicos de Sudán estimaba en junio que son al menos 40.000, entre los muertos por enfrentamientos directos y los fallecidos por hambre y falta de atención médica. Miles de personas se han visto obligadas a refugiarse en el vecino Chad y malviven en campos de desplazados, donde afrontan una grave escasez de alimentos.