Al menos cinco personas murieron y 22 resultaron heridas este miércoles en un ataque contra un complejo de la Industria Aeroespacial Turca (TUSAS) en las afueras de Ankara, la capital. Las instalaciones fueron asaltadas por dos hombres armados, que abrieron fuego y lanzaron granadas dentro del complejo, en el que se fabrican piezas para aviones, drones, helicópteros y satélites. Los atacantes fueron posteriormente abatidos por las fuerzas de seguridad. El ataque no fue reivindicado por ningún grupo, pero las autoridades turcas señalaron al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), clasificado como organización terrorista por Turquía, la Unión Europea y Estados Unidos. 

Un día después, en respuesta al atentado, Turquía bombardeó más de una treintena de objetivos definidos como “terroristas” en Irak y Siria. Según el Ministerio turco de Defensa, al menos 59 miembros del PKK murieron en esos bombardeos. Según las Fuerzas de Siria Democrática (FSD), una alianza de milicias kurdas y árabes —que según Turquía mantiene estrechos vínculos con el PKK—, los ataques dejaron en Siria una docena de muertos, incluidos dos niños. Turquía alegó su derecho a la “legítima defensa” para prevenir, dijo, ataques como el del miércoles. El PKK tomó las armas en 1983 con el objetivo inicial de crear un Estado kurdo independiente, aunque más tarde lo rebajó a la búsqueda de mayores derechos para los kurdos y una autonomía en el sureste de Turquía, de mayoría kurda.