Decenas de miles de personas desplazadas de sus hogares del norte de Gaza han podido regresar esta semana, después de quince meses de ofensiva israelí que ha dejado esa zona reducida a escombros. Las fuerzas de Israel permitieron finalmente el lunes la apertura del llamado corredor Netzarim hacia el norte de la Franja, en el marco del acuerdo de alto el fuego entre Israel y Hamás que entró en vigor el pasado 19 de enero. Hasta ahora, miles de familias desplazadas han sobrevivido en tiendas de campaña en campos de refugiados, escuelas u otros refugios temporales. Las imágenes de un convoy de hombres, mujeres y niños volviendo a pie o en carros a sus hogares destruidos se han sucedido esta semana, entre la alegría de poder regresar y la desolación por ver un territorio arrasado. Según la ONU, cerca de 400.000 personas han retornado ya a la zona norte de la Franja.
En un momento en que la ayuda humanitaria es imprescindible, este jueves han entrado en vigor las leyes por las que Israel prohíbe cualquier actividad de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA) en Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este ocupado. El viernes, la UNRWA aseguró a través de su directora de comunicación, Juliette Touma, que a pesar de esta prohibición continúa su labor en estas zonas. Desde la entrada en vigor del alto el fuego, esta agencia de la ONU ha canalizado el 60 % de toda la ayuda humanitaria que ha llegado al territorio palestino. Y el jueves Hamás realizó la mayor entrega de rehenes en el marco de la tregua: tres israelíes y cinco tailandeses, en un proceso algo caótico que retrasó brevemente su canje por 110 presos palestinos. Se espera que este sábado Hamás lleve a cabo la liberación de otros tres rehenes como parte del acuerdo con Israel.