La violencia que asola Haití se ha recrudecido esta semana tras la destitución, el pasado domingo, del primer ministro Garry Conille, sustituido por el empresario Alix Didier Fils-Aimé. Conille solo ocupó el cargo seis meses: su salida se produjo después de crecientes tensiones con el Consejo de Transición de Haití, el órgano que el pasado abril asumió la tarea de estabilizar el país. Ante la grave crisis de seguridad en Haití, en las últimas semanas el ya depuesto primer ministro se había embarcado en varios viajes al exterior en busca de ayuda para su país, sumido desde hace meses en una espiral de violencia y de vacío institucional. Solo entre julio y septiembre pasado, más de 1.200 personas murieron y más de 500 resultaron heridas a causa de la violencia y la lucha contra las bandas armadas que controlan la mayor parte de la capital, Puerto Príncipe, y regiones cercanas, según la Oficina Integrada de las Naciones Unidas en Haití.

Esta misma semana, estos grupos armados anunciaron “una nueva batalla”. El líder de la federación de pandillas más poderosa del país, Jimmy Chèrizier, más conocido como Barbecue, instó el domingo a la población, a través de redes sociales, a no salir a las calles salvo necesidad. “Ha llegado el momento de tomar el destino” del país, dijo. Entre los episodios de violencia que se han producido esta semana estuvo el ataque a una ambulancia de Médicos Sin Fronteras (MSF): la organización denunció que miembros de las propias fuerzas del orden ejecutaron a dos pacientes en el interior de la ambulancia, mientras el personal de MSF fue “violentamente insultado, agredido con gases lacrimógenos, amenazado de muerte y retenido contra su voluntad durante más de cuatro horas”. Para saber más, te recomendamos este podcast sobre la ayuda humanitaria en Haití.