En los primeros días en el poder, la administración de HTS no ha hecho mención alguna a uno de los países que está jugando un papel clave en la situación actual: Israel. El Gobierno de Netanyahu ha aprovechado la caída de Asad para enviar a sus tropas dentro de territorio sirio. Los tanques israelíes cruzaron la valla fronteriza después de que Netanyahu diera por terminado el acuerdo de desarme que mantenían Israel y Siria desde 1974 sobre la zona de seguridad de los Altos del Golán. El Gobierno israelí ya ha indicado, además, que el Ejército mantendrá la ocupación del lado sirio del monte Hermón (en la zona desmilitarizada del Golán) durante los meses de invierno, lo que implica construir “instalaciones apropiadas” para esa presencia militar. Al mismo tiempo, Israel ha lanzado esta semana una intensa campaña de bombardeos contra objetivos militares del Ejército sirio en todo el país. El objetivo, sostiene, es desmantelar el arsenal de Asad y toda su antigua infraestructura militar para evitar que pueda ser utilizada en su contra.

Otro de los frentes calientes en Siria es el noreste: allí, los kurdos de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS, la alianza militar liderada por milicias kurdas en la que también participan grupos armados árabes y otras minorías étnicas, y que cuenta con apoyo de EEUU) han protagonizado enfrentamientos con el Ejército Nacional Sirio (ENS, una coalición de combatientes árabes y turcomanos respaldada por Turquía). Según Médicos Sin Fronteras, al menos 80.000 personas han tenido que desplazarse a causa de estos choques.