Ocho años después del inicio de su primer mandato, y cuatro después de que se produjera el asalto al Capitolio, Donald Trump regresó como presidente al despacho oval de la Casa Blanca. En esta ocasión, su investidura se produjo tras obtener una rotunda victoria en las elecciones del pasado noviembre. El mandatario tomó posesión de su cargo arropado por una oligarquía de magnates tecnológicos, entre los que se encuentran figuras como Elon Musk —el hombre más rico del mundo—, Jeff Bezos, Mark Zuckerberg o Sundar Pichai, líderes de algunas de las mayores empresas del mundo: Tesla, Amazon, Meta o Google. Estos ocuparon un lugar en primera línea de la investidura, en un símbolo de la alianza de los gigantes tecnológicos con la nueva administración estadounidense y también de la agenda proempresarial de Trump.
En su discurso de investidura, prometió el inicio de una nueva “edad de oro” para Estados Unidos a fin de revertir “el declive” de la Administración de Biden. También aprovechó para adelantar las primeras medidas de su gobierno, incluidas combatir la inmigración y blindar la frontera con México, aplicar nuevos aranceles, impulsar la extracción petrolera y reducir la presencia militar en el extranjero para centrarse en Estados Unidos. También adelantó que pondrá fin a las iniciativas de diversidad sexual y de género promulgadas por la Administración Biden. “A partir de hoy —dijo— la política oficial del Gobierno de Estados Unidos será que solo hay dos géneros, masculino y femenino”. En total, en su primer día en el cargo Trump firmó casi un centenar de órdenes ejecutivas sobre inmigración, economía, agenda verde, política exterior y reforma del Gobierno Federal. Y, solo un día después de asumir la presidencia, anunció la creación de Stargate, una alianza empresarial que invertirá al menos 500.000 millones de dólares en infraestructuras de Inteligencia Artificial.