
Ya deja de ser noticia: una semana más, Trump vuelve a anunciar aranceles. Esta vez al sector automovilístico. El presidente de Estados Unidos, que desde su vuelta al poder en enero de este año ha utilizado los aranceles como un arma económica y política, sumó esta semana un nuevo capítulo a la guerra comercial que agita el mundo desde enero de este año: anunció esta semana la imposición de nuevos aranceles del 25% a los vehículos importados. Esta medida, que pretende favorecer la producción nacional, provocó una jornada negra para las cotizaciones del sector del automóvil. En todas las marcas excepto una: Tesla, liderada por Elon Musk, quien a su vez es consejero principal del presidente norteamerican.
Aunque el Gobierno de Trump aclaró que los vehículos fabricados en México y Canadá con suficiente contenido estadounidense podrían quedar parcialmente exentos, el impacto en la industria automotriz será significativo. Cerca de la mitad de los automóviles vendidos en Estados Unidos son importados, y está previsto que esta medida encarezca los modelos extranjeros, afectando tanto a fabricantes como a consumidores. A largo plazo, esto podría originar una reconfiguración del mercado, pero también represalias de la Unión Europea y otros socios comerciales contra los productos estadounidenses. Sin embargo, esto solo es el inicio. Con la posibilidad de más aranceles en otros sectores, la guerra comercial de Trump parece lejos de terminar.
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