
El presidente ruso, Vladímir Putin, mostró dudas sobre el alto el fuego temporal en Ucrania, propuesto por Estados Unidos y que, finalmente, fue aceptado por Kiev. Durante un encuentro con su homólogo bielorruso, Alexandr Lukashenko, Putin afirmó que, aunque Rusia no se opone a una tregua, cualquier acuerdo debe garantizar una paz “a largo plazo” y abordar otros asuntos fundamentales del conflicto. Además, Putin también desconfía de la hipotética misión internacional en la línea entre ambos ejércitos que se ha comentado en los últimos días. Lukashenko, por su parte, advirtió que Washington podría estar utilizando la tregua como una estrategia para ganar tiempo y “tantear el terreno”, asegurando que “no tienen ningún plan para el conflicto”. Hasta ahora, Rusia ha exigido que Occidente se desvincule totalmente de Ucrania, Kiev se desarme y que se reconozcan internacionalmente como rusas las provincias ocupadas de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia, además de Crimea.
Mientras, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, acusó a Rusia de intentar retrasar el inicio del proceso de paz y destacó que Kiev está lista para aceptar un alto el fuego. Según Zelenski, la falta de una “respuesta seria” a la propuesta de tregua demuestra la intención que tiene Moscú de prolongar el conflicto. En paralelo a estas declaraciones, los ministros de Asuntos Exteriores del G-7 —Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Reino Unido y Estados Unidos, junto con la Unión Europea— organizaron una reunión en Canadá con Ucrania como tema central, en un momento en el que, además, las relaciones comerciales entre varios países también atraviesan una tensa situación debido a la imposición de nuevos aranceles por parte de Washington.
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