Mientras firmaba el alto el fuego en Líbano, Israel proseguía sus incesantes ataques sobre la Franja de Gaza. El pacto entre Hezbolá e Israel supone, de facto, un alejamiento de la milicia de la llamada “unidad de frentes”, ya que los ataques del grupo contra Israel se consideraban una respuesta a la ofensiva sobre Gaza. En este enclave los bombardeos proseguían esta semana. Según la UNRWA, más de 1,8 millones (casi la totalidad de la población) de personas en la franja están afrontando “altos niveles” de escasez de alimentos, y para más de 133.000 la situación es “catastrófica”. El organismo de la ONU ha denunciado que los gazatíes han sufrido los bombardeos más intensos registrados en el mundo tras la II Guerra Mundial.   

En el norte de la franja, epicentro del asedio israelí desde hace semanas, las operaciones militares del Ejército israelí siguen golpeando edificios residenciales e infraestructuras, incluidas carreteras y hospitales. Desde el 7 de octubre de 2023, la ofensiva indiscriminada lanzada por Israel en respuesta al brutal ataque de Hamás ha dejado más de 44.350 muertos y cerca de 105.000 heridos. A ellas se suman las víctimas que se encuentran bajo los escombros o en lugares a los que las ambulancias y los equipos de Defensa Civil no pueden acceder. Según las autoridades gazatíes, entre los muertos hay cerca de 17.600 niños y niñas.