La anunciada reforma migratoria de Donald Trump no se ha hecho esperar. Una de las órdenes ejecutivas que firmó en su primer día en el cargo declaró la “emergencia nacional” en la frontera con México, lo que le permite tomar medidas para sellarla —ya se ha anunciado el envío de 1.500 militares y servicios aéreos y de Inteligencia— y destinar más fondos a la deportación masiva que lleva meses prometiendo. El lunes, mientras Washington celebraba aún la investidura, las personas que esperaban para entrar en EEUU se enteraron de que Trump había cancelado todas las citas de solicitud de asilo poco después de asumir la presidencia y había suspendido la aplicación móvil CPB One con la que se reservaban (aquí contábamos más sobre esta app). El mandatario estadounidense también ha dado la orden de realizar redadas para buscar personas migrantes indocumentadas en escuelas e iglesias, puntos de encuentro fundamentales para la comunidad latina y migrante. El viernes, la Casa Blanca informó de que ya se había detenido a más de medio millar de migrantes y deportado a “centenares” en las primeras redadas.
Además del endurecimiento de la política migratoria, otro de los grandes focos de la campaña de Donald Trump fue su promesa de terminar con la guerra en Gaza —y, de hecho, su presión fue crucial para lograr el alto el fuego que comenzó el domingo en la Franja—. Sin embargo, tras asumir su puesto, Trump mostró sus dudas sobre la posibilidad de que las tres fases de la tregua se puedan llegar a cumplir. El mismo día en el que inauguró su mandato, el presidente de Estados Unidos, estrecho aliado de Benjamin Netanyahu, también eliminó las sanciones contra los colonos israelíes violentos en la Cisjordania ocupada.