El atentado coordinado de Sri Lanka ha puesto en boca de todos a una isla que apenas ha ocupado espacio en los medios internacionales desde que se cerró su cruenta guerra civil en 2009. Repasamos, a través de nuestras tradicionales 5W, las claves para poner contexto a unos ataques terroristas que suponen el golpe más duro al país en casi una década.
WHAT
Al menos 290 personas han muerto y 500 han resultado heridas en una cadena de explosiones en varios hoteles e iglesias de Sri Lanka, según la Policía. Los ataques, que aún no han sido reivindicados por ningún grupo, han llevado de nuevo el horror a una isla que sufrió un largo conflicto armado durante casi tres décadas.
El atentado coordinado ha estado claramente dirigido contra la minoría cristiana, que hoy celebraba el Domingo de Resurrección, y contra el floreciente turismo de esta isla del Sur de Asia, cada vez más popular como destino de viajeros en los últimos años gracias a la consolidación de la paz. La mayoría de las víctimas son ceilanesas, aunque entre ellas hay una treintena de ciudadanos de países como el Reino Unido, Portugal, la India, Dinamarca, Turquía y China, según fuentes oficiales. Esta parecía una intención expresa de los terroristas: los foráneos, como símbolos del turismo, eran un objetivo.
El Ejército ha estrechado la seguridad en todo el país y ha declarado el toque de queda. Las autoridades —que durante la guerra no titubearon en tomar medidas mucho más agresivas y que limitaban las libertades de la ciudadanía— han bloqueado además temporalmente el acceso a distintas redes sociales, incluidas Facebook e Instagram, para evitar la propagación de rumores y “noticias falsas” que puedan derivar en más violencia.
WHERE
Situada en el Océano Índico, al sur de la India, Sri Lanka es una isla de unos 21 millones de habitantes, en su gran mayoría —cerca del 70%— budistas. En torno al 12% son hindúes, un 10% musulmanes y el 7% cristianos, la mayoría católicos. La isla fue colonia británica hasta 1948, año en que declaró su independencia con el nombre de Ceilán. En 1972 pasó a llamarse oficialmente República de Sri Lanka.
La economía del país ha pasado de ser predominantemente rural a contar con una creciente presencia del sector servicios. Su PIB ha crecido a un ritmo de algo más del 3 % en los últimos dos años, mientras que la llegada de turistas pasó de algo menos de 450.000 en 2009 a más de dos millones el año pasado.
WHEN
Estos ataques se producen cuando Sri Lanka está a punto de conmemorar el décimo aniversario del fin de la larga guerra civil que sacudió el territorio, especialmente el norte y este, aunque ni por su modus operandi ni por sus objetivos este atentado parece estar relacionado con el conflicto.
El Gobierno declaró la derrota militar de la guerrilla de los Tigres de Liberación de la Patria Tamil (LTTE) en mayo de 2009, tras una brutal ofensiva militar a gran escala, casi sin testigos independientes, contra el último reducto tamil. Fue una de las pocas guerras del siglo XXI que acabó por las armas.
Nacido en 1970 para defender los derechos de la minoritaria comunidad tamil (principalmente hindú) frente a la mayoría cingalesa (budista), el LTTE tomó las armas contra el Gobierno en 1983 para reclamar la creación de un Estado tamil en el norte y este del país. El prisma religioso o étnico es solo un componente más para explicar un conflicto que tiene que ver con complejas desigualdades sociales y con una pugna política y cultural. La guerrilla, que fue una de las primeras en instaurar tácticas de ataques suicidas, llegó a controlar importantes áreas del norte y este del país e incluso a tener una fuerza aérea. No hay una cifra oficial sobre el número total de muertos que causó la guerra, pero se calcula que solo en su fase final perdieron la vida unas 40.000 personas.
WHO
Por el momento ningún grupo ha reclamado la autoría de las explosiones, dos de las cuales han sido causadas por hombres que llevaban cinturones explosivos. Sin embargo, han desatado la preocupación por la posibilidad de que grupos terroristas estén consolidando sus bases en el Sur de Asia o de que existan vínculos de grupos locales con organizaciones islamistas transnacionales.
El país ha sufrido en los últimos años algunos incidentes violentos. El año pasado, el Gobierno declaró el estado de emergencia en el distrito de Kandy, en el centro de la isla, a raíz de ataques de nacionalistas budistas contra la minoría musulmana. También en 2014 hubo enfrentamientos entre ambas comunidades en el sur de la isla, que derivaron en la muerte de cuatro personas y la quema de instalaciones pertenecientes a musulmanes. En aquella ocasión, la campaña antimusulmana estuvo encabezada por el grupo extremista budista Bodu Bala Sena (Fuerza del Poder Budista, BBS). La comunidad cristiana también ha denunciado ataques de integristas budistas.
WHY
Sri Lanka, un país que conoce bien la violencia, no vivía un atentado de estas dimensiones desde hace una década. Sus características se alejan del tipo de ataques sufridos hasta ahora por el país (quizá el atentado más similar que se recuerda en la región es el de Bombay en 2008, a cargo del grupo islamista Lashkar-e-Toiba) y abren el gran interrogante: ¿Quién está detrás?
El atentado ha golpeado a Sri Lanka donde más le duele: en el turismo, una de las piedras angulares de su tímido despegue económico, y en su débil equilibrio religioso y sectario. La guerra civil marcó la historia postindependiente de Sri Lanka, pero estos atentados sugieren que la isla se enfrenta ahora a otro tipo de amenaza.