Zaid Amali estaba durmiendo cuando Hamás lanzó por sorpresa el ataque contra Israel, mató a más de 1.300 personas y capturó más de 200 rehenes. Han pasado casi siete meses desde aquella aciaga madrugada de octubre. Desde entonces, Israel ha matado a más de 34.000 personas, el 70% de las cuales son mujeres y niños. Ahora, las fuerzas israelíes preparan un asalto militar al último pedazo de la Franja que aún no han invadido: Rafah. Allí se refugian más de un millón y medio de personas huidas desde todos los lugares de Gaza. Egipto mira con extrema preocupación a esa posible invasión, que podría forzar un nuevo éxodo hacia el Sinaí para unos palestinos que ya arrastraban el dolor de la Nakba, la expulsión masiva de 700.000 personas durante la fundación del Estado de Israel en 1948.
Zaid Amali forma parte de esa estirpe de palestinos atravesados por el destierro. Refugiado palestino de tercera generación, nació en un campo de desplazados en Damasco. Desde hace seis años vive en Ramala, en Cisjordania, donde dirige el departamento de abogacía internacional de la oenegé palestina MIFTAH (Iniciativa Palestina para la Promoción del Diálogo Global y la Democracia), cuyo objetivo es buscar apoyos internacionales para la causa palestina y promover los principios de democracia y diálogo efectivo. La última investigación que publicaron antes del inicio de la actual ofensiva israelí se centraba en la epopeya que vivían las mujeres enfermas de cáncer y otras enfermedades crónicas para ser atendidas fuera de Gaza, porque en la Franja no encontraban los servicios adecuados. El informe constataba cómo Israel obstaculizaba los permisos de derivación médica, hasta el punto de que algunas de ellas llegaban a morir esperando su acreditación.
Pero todo eso ha quedado atrás. El barrio donde se encontraban las oficinas de MIFTAH en la Franja fue bombardeado al inicio de la actual ofensiva, y sus colegas tuvieron que huir. De ellos no sabe mucho. “Cada día nos despertamos sin saber si volveremos a hablar con ellos”. Cuando consiguen conectar, sus amigos le describen los horrores de la guerra, las matanzas, la destrucción. “A veces son las pequeñas historias las que realmente te rompen”, dice. “El hecho de que no puedan encontrar comida o que tengan que dormir en tiendas de campaña o que no puedan ducharse o que no puedan encontrar compresas cuando tienen la regla. Son estos detalles cotidianos los que encogen el corazón”, comenta Amali durante la entrevista, que se celebró durante su visita a Barcelona para participar en una nueva edición del ciclo de conferencias “¿Qué pasa en el mundo?” del CIDOB (Barcelona Centre for International Affairs).
En esta entrevista, Amali reflexiona sobre las raíces del conflicto, el derecho al retorno, la complicidad de Occidente, la vigencia de organismos como la ONU y la necesidad de justicia. “Israel tiene un largo historial de crímenes impunes, que se remonta a 1948, cuando masacró a palestinos y borró pueblos enteros durante su fundación. Sin embargo, no deja de ser chocante ver que pueden cometer un genocidio transmitido en directo durante meses sin que el mundo se mueva para detenerlo.”
¿Por qué cree que Occidente se apresuró a imponer sanciones a Rusia pero no a Israel?
El doble rasero ha sido muy claro desde el comienzo de la invasión rusa en Ucrania. Actuaron muy rápido contra Rusia, mientras que nosotros llevamos décadas sufriendo una situación muy similar sin que tomen acciones reales para detener a Israel. Esto dice mucho sobre cómo el mundo occidental realmente no valora las vidas ni los derechos palestinos. No es de extrañar que los palestinos pierdan la fe en la comunidad internacional y apoyen a grupos como Hamás cuando ven que [los países occidentales] pueden actuar tan rápida y asertivamente contra Rusia, pero no hacen lo mismo cuando se trata de Israel.
Algunos países como España, Irlanda, Bélgica o Luxemburgo han manifestado su intención de reconocer el Estado palestino.
Es un paso que debería haber ocurrido hace décadas. Europa, por lo general, siempre se ha declarado a favor de la solución de los dos Estados, pero al mismo tiempo solo reconocía a uno de ellos. Aunque sea de manera simbólica, siempre es positivo que otros países comiencen a debatir sobre la idea real de reconocer el Estado palestino. Tenemos que empezar a construir nuestro futuro sobre ello. Dicho esto, no creo que la solución sea únicamente reconocer el Estado. Esto debería ser solo el primer paso de un largo camino. Después tendríamos que asegurarnos de que el Estado gozase de independencia real y soberanía para que pudiera actuar como tal. Y por último, debería darse un proceso de reparación. No puede existir un Estado palestino sin justicia. La rendición de cuentas es imprescindible.
Para ello, es necesario que antes termine la guerra. ¿Es creíble hablar de paz mientras los llamamientos al alto el fuego siguen siendo rechazados?
No. Mucha gente ya está avanzando y hablando del día después y de la paz cuando, obviamente, la prioridad ahora es conseguir un alto el fuego, detener este horror, detener el derramamiento de sangre, detener este genocidio. Así que no es realista hablar de paz. Ahora no es el momento. Ahora tenemos prioridades. Tenemos que empezar con un alto el fuego inmediato y permanente para distribuir asistencia y ayudar a reconstruir Gaza, para dar a la gente la oportunidad de curarse, de recuperarse, tanto física como mentalmente, en todos los aspectos. Es una gran pérdida. Si nos fijamos en la escala de los crímenes y las masacres, posiblemente sea la mayor pérdida palestina desde la Nakba. Para alcanzar una paz real y duradera necesitamos que la comunidad internacional nos tome en serio, no solo con palabras o con retórica, sino con acciones reales que incluyan a Palestina en la toma de decisiones. El pueblo palestino debe decidir su propio destino.
Hablemos de lo más inmediato. Israel sigue con los preparativos para invadir Rafah. Allí se concentran más de un millón y medio de personas. ¿Cree que Egipto abrirá finalmente sus fronteras?
Egipto debe —y puede— hacer mucho más. El paso fronterizo de Rafah está controlado por Egipto, no es un paso israelí. Si quisieran, podrían facilitar la ayuda humanitaria que se está acumulando en su frontera. La ayuda no debe politizarse. No debe ser utilizada como palanca por nadie, por ninguna autoridad, por ningún gobierno. Egipto debería abandonar ese sistema de sobornos al que le tiene sometido Israel. Se aprovechan de unas circunstancias muy difíciles para obtener beneficios económicos o políticos. Es inaceptable.
¿El desplazamiento masivo de estas personas a Egipto significaría la anexión de la Franja por parte de Israel?
Este siempre fue el objetivo israelí: desplazar a los palestinos y tomar nuestras tierras, y una forma de hacerlo es a través del genocidio. Pero existen más herramientas, como la presión colonial en Cisjordania. Si nadie les frena, no pararán hasta borrar a Palestina del mapa.
Siempre existe el temor de que no se permita regresar a las personas que están siendo expulsadas ahora; de hecho, ya está ocurriendo. Israel dice que Hamás ha sido derrotado en gran parte de la Franja, pero no permite que los más de 1,5 millones de personas que han forzado a huir a Rafah vuelvan al norte de Gaza. Este ha sido siempre el problema y yo mismo, como refugiado de tercera generación, sigo sin poder ejercer mi derecho a regresar a mi tierra.
Las personas que huyen de la guerra necesitan seguridad. Y, como sabemos, en estos momentos no hay zonas seguras en Gaza porque Israel está atacando indiscriminadamente toda la Franja.
Gran parte de los gazatíes son desplazados de la Nakba.
Antes de este genocidio, casi dos tercios de la población de la Franja de Gaza eran refugiados de la anterior ofensiva en 1948. Y desde hace dos décadas han estado confinados en esta prisión al aire libre, en un asedio sofocante y sin poder regresar a su tierra original. Ahora están siendo desplazados de nuevo y convertidos en refugiados otra vez. Es un estado perpetuo de negación del derecho al retorno por parte de Israel.
Mientras esto ocurre en Rafah, las condiciones en Cisjordania empeoran. Cada día aumenta la violencia de los colonos contra los palestinos y Hamás parece ver reforzada su tesis de que la única vía posible es la armada.
La situación en Cisjordania es peor que nunca, especialmente por el aumento de la violencia contra los palestinos. Los colonos controlan ministerios e instituciones clave del Gobierno, incluido el Ministerio de Seguridad Nacional, gestionado por una persona condenada por la propia Justicia israelí por apoyo a organizaciones terroristas.
Itamar Ben-Gvir.
¡Exacto! Con este tipo de personajes al frente, los colonos se sienten más envalentonados que nunca para atacar con total impunidad. Somos testigos de un aumento sin precedentes del terrorismo de los colonos y del desplazamiento de comunidades palestinas enteras. Poco a poco borran comunidades enteras y las sustituyen construyendo más asentamientos ilegales.
Por eso la popularidad de Hamás está aumentando en Cisjordania más que en la Franja de Gaza, según las encuestas. Pero no se trata tanto de un apoyo ideológico a Hamás, sino más bien el resultado del fracaso de la comunidad internacional a la hora de lograr una solución de dos Estados. ¿Cómo convencer al pueblo palestino de que la violencia no es la solución cuando las resoluciones internacionales y las negociaciones no sirven de nada? Los palestinos no quieren más asesinatos, ni asentamientos, ni arrestos, ni violencia, pero todo eso sigue ocurriendo y, por ende, se incrementa el apoyo a Hamás. Son vasos comunicantes.
¿Ha perdido legitimidad la Autoridad Palestina?
Sí, creo que la Autoridad Palestina ha perdido legitimidad, aunque en mi opinión comenzó a perderla cuando expiró su mandato y no permitió que se organizasen nuevas elecciones. Hace mucho tiempo que no elegimos a nuestros gobernantes. Cualquier persona menor de 36 años en Cisjordania no ha participado nunca en unas elecciones.
Habla del fracaso de la solución de los dos Estados, ¿es un sueño imposible?
Hace mucho tiempo que creo que esa opción murió, pero no fue por causas naturales. Israel mató sistemáticamente la solución de los dos Estados con su política de los asentamientos ilegales, así que se me hace muy difícil imaginarla. Eso no significa que debamos dejar de lado los derechos internacionalmente reconocidos del pueblo palestino. Lo vuelvo a decir: tenemos que centrarnos en el derecho a la autodeterminación y el derecho al retorno para que el pueblo palestino pueda seguir existiendo.
¿Quién tiene la llave para acabar con este conflicto? ¿Estados Unidos? ¿Europa?
No solo ellos. Hemos visto cómo los países del Sur Global también están tomando medidas. Ahí está la denuncia de Sudáfrica contra Israel por genocidio o la denuncia de Nicaragua contra Alemania por el suministro de armas a Israel. Claro que Europa y Estados Unidos tienen mucha más influencia en el curso de la guerra, pero también tienen gran parte de la culpa. Durante años han recompensado a Israel a través de acuerdos comerciales, cooperación política y cobertura diplomática en lugar de exigirle responsabilidades. El mundo occidental ha perdido su prestigio como protector de los derechos humanos y del derecho internacional. Son ellos quienes suministran armas que se utilizan para masacrar a los palestinos. Tienen las manos manchadas de sangre. Todo esto los hace responsables, tanto legal como moralmente, de intervenir y detener esto.
Hablemos de las posibles consecuencias.
Desde mi punto de vista, el genocidio en Gaza tendrá implicaciones a largo plazo desde el punto de vista estratégico. No todos los países tienen la misma responsabilidad, por supuesto, pero todos ellos, en tanto que cómplices, están poniendo en peligro sus propios intereses políticos, económicos y culturales no solo en Palestina, sino en el mundo árabe, musulmán y en el Sur Global. Occidente ha perdido credibilidad y esto es algo que también afectará a sus intereses nacionales. Lo estamos viendo. Muchos diplomáticos europeos afincados en el mundo árabe y musulmán están advirtiendo a sus gobiernos de los peligros de perder el apoyo de la opinión pública y diplomática. Y recuperar eso no es sencillo, lleva mucho tiempo.
En el caso de Estados Unidos, ¿puede afectar al curso de las próximas elecciones de noviembre?
Ya podemos ver que el Partido Demócrata y el Gobierno de Biden están perdiendo mucho apoyo entre la población árabe y musulmana de Estados Unidos. Esto es evidente en algunos estados como Michigan e Illinois, donde hay una gran presencia de este grupo demográfico. De todas formas, creo que para los palestinos todas las administraciones estadounidenses han sido cómplices de los crímenes israelíes. No hay grandes diferencias. Quizá Trump sea más directo en sus intenciones, pero si nos fijamos en las políticas, él y Biden se parecen mucho. Durante la anterior campaña, el actual presidente prometió a los palestinos revertir muchas de las acciones que Trump había tomado, incluyendo el traslado de su embajada o el restablecimiento de la ayuda humanitaria. Pero la realidad es que su mandato está llegando a su fin y la embajada sigue en Jerusalén. Tampoco han restablecido completamente la ayuda humanitaria; de hecho, cortaron el flujo de recursos a la UNRWA. Y en cuanto a la política, hace dos semanas vetaron en el Consejo de Seguridad de la ONU la resolución sobre el Estado palestino. No importa quién se siente en la Casa Blanca.
Europa también tiene cerca unas elecciones al Parlamento Europeo. ¿La postura proisraelí de países como Alemania podría inclinar las elecciones hacia una victoria de los partidos de extrema derecha?
Sabemos que la política exterior no es necesariamente la prioridad de los votantes en Europa. Sin embargo, hemos sido testigos de una movilización masiva sin precedentes en las calles europeas. El apoyo está ahí, aunque en términos públicos no esté siendo correspondido por los gobiernos. Es un hecho que la derecha está aumentando en Europa y es preocupante, no solo para los europeos, sino también para los palestinos. Solo espero que cuando acudan a las urnas tengan en cuenta también su posición sobre Palestina.
Antes comentaba que Hamás ha aumentado su popularidad en Cisjordania. Hábleme de su situación en la Franja. El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, afirmó recientemente que Hamás había sido casi derrotado y que ya no suponía un peligro para los israelíes, pero desde la Franja se siguen lanzando cohetes contra Israel y el grupo sigue reteniendo rehenes.
Como bien dices, la realidad es que Hamás sigue siendo capaz de resistir la invasión terrestre israelí. Que siete meses después, a pesar de los bombardeos constantes, sigan luchando nos dice mucho sobre los verdaderos objetivos israelíes. No han cumplido ninguno de los objetivos declarados al principio. No han acabado con Hamás y tampoco han sido capaces de liberar a todos los rehenes. Al contrario, los han avasallado con sus bombas. El objetivo real no es liberarlos ni terminar con Hamás, el objetivo es aterrorizar a los palestinos, matar al máximo número posible y desplazar al resto para invadir la Franja.
Hace unos días Israel asesinó a varios hijos y nietos del líder de Hamás, Ismail Haniyeh. ¿Cree que esto podría causar una división interna en el grupo?
No estoy seguro. Ha habido muchos asesinatos contra figuras o miembros de Hamás. Es parte de la estrategia. Israel no solo ataca directamente a los implicados, sino también a la población en general. Para Israel, cada palestino es un objetivo justo, tanto si se trata de un líder militar o político como de un ciudadano medio o de mujeres y niños. Cada familia palestina tiene decenas de muertos y heridos. Esto demuestra que el objetivo de Israel es atacar indiscriminadamente, porque en el pasado hemos visto que cuando quiere lo hace con gran precisión. Lo hizo, por ejemplo, con el líder de Hamás Marwan Issa. Lo hizo en Beirut con el asesinato de Saleh al Arouri, en su apartamento. Si quisiera, Israel podría haber evitado muchas muertes; pero eso iría en contra de su estrategia.
En las últimas semanas también han aumentado las tensiones a nivel regional. ¿Cree que Irán continuará con su guerra proxy en Líbano, Yemen y Siria, o estamos ante el comienzo de una guerra a mayor escala?
Es posible que la escalada sea inminente porque en Gaza confluyen muchos intereses. Es increíble que la comunidad internacional esté dispuesta a iniciar una guerra regional en lugar de responsabilizar a Israel y detener el genocidio en Gaza. Los aliados de Irán en la región fueron muy claros al anunciar que detendrían sus ataques cuando Israel detuviese los suyos en la Franja. Así que la solución para evitar una escalada es sencilla: detener la guerra y el genocidio en Gaza.
Parte de la población israelí se ha mostrado muy crítica con la figura de Netanyahu. Sobre él recae la responsabilidad de los fallos de seguridad que propiciaron el ataque sorpresa del 7 de octubre, el fracaso en la liberación de los rehenes y múltiples juicios por corrupción. ¿Hasta qué punto la guerra en Gaza, y ahora una posible guerra contra Irán, actúan como cortina de humo?
Netanyahu sabe que su supervivencia política depende de la continuación de la guerra. Esto ayuda a entender por qué está tratando de prolongarla, a pesar de que hay desacuerdos internos dentro de Israel. Netanyahu está básicamente manteniendo al mundo entero como rehén de su propia vida política. Por eso me parece increíble que el resto del mundo no se dé cuenta de ello y no lo detengan. Estamos siendo exterminados a causa del futuro político de una persona.
No quiero terminar sin preguntarle acerca de las Naciones Unidas. Tanto en Ucrania como en Gaza no han sido capaces de imponerse como mediadores. En su opinión, ¿la ONU ha dejado de ser relevante?
Yo creo que sí. Naciones Unidas, como concepto, es relevante, pero no en su forma actual. Debe reformarse.
¿A qué tipo de cambios se refiere?
Tenemos docenas de resoluciones de la Asamblea General y del Consejo de Seguridad que hablan de actuar en Palestina, pero nunca se han aplicado ni se han cumplido. Deberíamos empezar por garantizar que las decisiones de las Naciones Unidas se apliquen. En mi opinión, esa es la reforma más importante. Al mismo tiempo, creo que el Consejo de Seguridad sigue siendo un gran problema en las Naciones Unidas, y Palestina es quizá uno de los países que más ha pagado el precio de que el Consejo de Seguridad sea rehén del veto de ciertas potencias.
Las Naciones Unidas deberían reformarse para incluir a un mayor número de países del Sur —especialmente en el Consejo de Seguridad— o quizá para dar más poder a la Asamblea General, que es mucho más representativa en términos de participación de todo el mundo y no solo de unos pocos Estados.
Parece poco probable que los países con derecho a veto decidan renunciar a él.
Bueno, sí. No veo que les interese. Sin embargo, tiene que haber más presión para imponer esta reforma, y el Sur Global podría liderar el cambio en ese aspecto. En el Consejo de Seguridad, a través de los miembros no permanentes, los países del Sur Global ya están imponiendo resoluciones. No siempre lo consiguen, por supuesto, debido al veto, pero también hay otras vías de presión como la Asamblea General o la Corte Internacional de Justicia.
Terminemos hablando de otra agencia de la ONU, la UNRWA. En un comunicado reciente dijo que solo tiene fondos para seguir funcionando hasta junio. ¿Qué cree que pasará?
La UNRWA es esencial. Es uno de los principales distribuidores de ayuda en la Franja de Gaza, si no el principal. Es el más organizado, el que más material, instalaciones y capacidades tiene para entregar esa ayuda. También prestan servicios esenciales a los refugiados palestinos fuera de Gaza: en Cisjordania, en Jerusalén y en los países vecinos de la región. Así que la UNWRA es fundamental.
Muchos países, entre ellos Estados Unidos, decidieron dejar de financiarla a raíz de la acusación de Israel de un supuesto vínculo con Hamás.
No es la primera vez que Israel trata de liquidar a la UNRWA. La administración Trump también empujó en esa dirección en el pasado. Algunos países están revirtiendo la decisión y vuelven a destinar recursos. Se han dado cuenta de que, una vez más, los israelíes les han mentido presentando acusaciones falsas para intentar deshacerse de la UNRWA. Ante esto yo digo: si quieren deshacerse de las ayudas, den a los refugiados palestinos el derecho al retorno. De esa manera no las necesitarán.