En el cementerio de Kranospilske, a 10 kilómetros de la ciudad de Dnipro, 15 ataúdes perfectamente colocados cuentan la historia de la guerra de Ucrania, cuya resolución negocian hoy Estados Unidos y Rusia sin la participación del país invadido.
Alrededor de los féretros hay dos filas de militares que observan cabizbajos, diez sacerdotes que ofician la misa y una orquesta militar que suele acompañar a los funerales de soldados caídos en combate. Al fondo, en una esquina, hay cinco personas vestidas con ropa oscura que se abrazan y lloran. Son el centro de atención aunque no estén en el centro de la ceremonia: son las familiares de Yevgen, uno de los caídos, que se acercan y depositan sobre el féretro flores azules y amarillas, los colores de la bandera ucraniana. Son la única familia presente.
Otro de los ataúdes está identificado con…
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