Es un país de 160 millones de personas, en su mayoría musulmanas y de condición humilde. Aunque sea azotado por siniestros en fábricas textiles y desastres naturales, no acostumbra a recibir cobertura mediática a nivel internacional. Ahora, los yihadistas han decidido poner a Bangladesh en el mapa global del terrorismo. ¿Por qué?
Al menos 28 personas han muerto y una treintena han resultado heridas en un asalto de un comando yihadista con armas de fuego, granadas y cuchillos a un conocido restaurante situado en el corazón diplomático de Dacca, la capital de Bangladesh. Es uno de los locales más emblemáticos para la comunidad extranjera y la clase alta bangladesí.
El ataque, que se inició anoche y concluyó hoy, ha sido reivindicado tanto por Estado Islámico (EI) como por la rama de Al Qaeda en el subcontinente indio. Entre las víctimas figuran veinte rehenes, en su mayoría extranjeros (italianos y japoneses); dos mandos policiales y seis terroristas, mientras que un séptimo atacante fue capturado vivo por las fuerzas de seguridad.
El asalto ha puesto a Bangladesh definitivamente en el mapa internacional del yihadismo, aunque el país viene desde hace tres años sufriendo una oleada de atentados selectivos de corte islamista contra minorías que se intensificó en 2015 y se ha cobrado más de 40 víctimas mortales.
A través de nuestras habituales 5W desgranamos el significado de un ataque que marca un antes y un después en este pequeño pero superpoblado país ubicado en el Delta del Ganges.
WHO
Estado Islámico y Al Qaeda llevan meses reivindicando atentados selectivos en Bangladesh, el mismo tiempo que el Gobierno de este país lleva negando la presencia en su territorio de estas organizaciones internacionales. Estado Islámico ha dedicado incluso un apartado especial a Bangladesh en su revista, Dabiq, y su rival de mayor solera en el ámbito yihadista creó una rama en 2014 en el subcontinente indio. Ambas organizaciones ven en Bangladesh un punto estratégico para abordar países vecinos no islámicos como Birmania y la India en un futuro. Las autoridades bangladesíes apuntan en cambio a los grupos extremistas locales Jamaatul Mujahideen Bangladesh (JMB) y Ansarullah Bangla Team (ABT), con una declarada agenda islamista.
WHAT
El comando yihadista irrumpió en el restaurante a última hora del viernes. Entraron por el aparcamiento abriendo fuego y provocando explosiones. En el local había unos 25 clientes y entre 20 y 30 empleados. Algunos consiguieron huir a un centro médico cercano. Otros se escondieron en diversas partes del edificio. Pero más de una veintena fueron tomados como rehenes. Las fuerzas de seguridad mantuvieron tiroteos con los extremistas durante la noche y sufrieron muchos heridos. Con los primeros rayos de sol del sábado, unos cien efectivos del ejército y otros cuerpos lanzaron una operación para liberar a los rehenes. Sin embargo, cuando abatieron a los terroristas, veinte rehenes ya habían sido asesinados, muchos de ellos con cuchillo. Algunos cautivos, aquellos que supieron recitar pasajes del Corán, se salvaron.
WHEN
El asalto llega cerca del fin del mes sagrado del Ramadán y dos semanas después del lanzamiento de una macro-operación policial contra grupos yihadistas. Ese operativo, que duró una semana, se saldó con la detención de más de 11.000 personas.
Los atentados de corte islamista regresaron a Bangladesh en 2013 tras unos años de relativa tranquilidad. Las primeras víctimas fueron miembros del colectivo denominado como “blogueros ateos”, atacadas en medio de una campaña social en favor de ejecuciones de líderes políticos islamistas vinculados con crímenes durante la guerra de independencia de 1971. Fieles cristianos, budistas o hindúes, miembros de sectas islámicas no adscritas a la ortodoxia suní, activistas homosexuales y también ciudadanos extranjeros han sido asesinados desde entonces, generalmente en agresiones a machetazos en un país al que hasta hace poco se le colgaba la etiqueta de moderado.
WHERE
El escenario de la tragedia, el Holey Artisan Bakery – O’Kitchen, más conocido simplemente como Holey, es un restaurante con panadería que en apenas dos años se ha convertido en un referente para los extranjeros residentes en Dacca y la clase alta bangladesí. Los ceviches, paellas, bravas o raviolis de los chefs argentinos Diego Rossini y Gastón Palacios y su emplazamiento en un lugar tranquilo, con jardín y junto a un lago, hicieron de Holey un imán.
Desde diplomáticos occidentales a políticos pasando por artistas locales, trabajadores de ONG o empresarios del textil, todos tenían su cita habitual allí, aunque fuera simplemente para comprar el que muchos consideran el mejor pan de la ciudad. Rossini y Palacios son emigrantes del corralito económico de la Argentina de 2001 que se curtieron en cocinas en España antes de poner pie en Bangladesh. Estaban muy ilusionados con el proyecto y por descubrir las tradiciones culinarias de Asia. A Gastón le agarró el asalto de vacaciones en Argentina, mientras que Diego tuvo la suerte de poder contarlo. “Pasé unas tres horas escondido en diversos lugares”. Tras refugiarse en la terraza, ver pasar disparos y explosiones de cerca, saltó cuatro metros de altura hacia los aledaños del edificio y finalmente fue rescatado por la policía. Conmocionado aún, abandonará el país en las próximas horas. Es probable que sin billete de vuelta.