—¿Bin Laden? ¿Bin Laden? —grité desde la ventanilla del coche a los vecinos de Abbottabad.
—Por ahí —señaló un amable paquistaní de sonrisa picarona.
Parece el comienzo de una obra del teatro del absurdo. Un corresponsal en Pakistán se pierde entre las calles de una pequeña ciudad montañosa del norte del país y pregunta por el que hasta pocas horas antes era el hombre más buscado del planeta. Supuestamente, el más peligroso.
Pero el 2 de mayo de 2011 no había ficción. En teoría. Pronunciar su nombre a pleno pulmón en Pakistán no solo era posible, sino una especie de liberación. Como lo es todo tabú roto, sobre todo con la solemnidad del anuncio de un presidente de los Estados Unidos.
Tropas de elite norteamericanas habían matado al líder de Al Qaeda en una…
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