Amariany, Fabiola, Nayeli. Rocío, Lorena, Amanda. Angélica, África. Y así hasta más de siete mil nombres, los de las mujeres y niñas que se calcula están desaparecidas en México. Muchas de ellas acaban en redes de trata de mujeres con fines sexuales, mientras sus familias luchan por encontrarlas en un laberinto donde se enfrentan, a menudo, a la pasividad o complicidad de las propias autoridades. “Las desapariciones y la trata de mujeres son dos temas íntimamente relacionados en México”, explica la fotógrafa Nuria López Torres. Sus imágenes sobre este tema reflejan no solo la situación de las chicas explotadas, sino la soledad de las familias que buscan a sus hijas, muchas veces incluso abandonando sus trabajos y dedicando sus recursos a investigar por su cuenta. “Algunas tienen que pagar de su bolsillo hasta los folios para imprimir el proceso”, explica. Su trabajo recoge testimonios de familiares que…
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