La mayoría de las mujeres newari, la comunidad originaria del valle de Katmandú (Nepal), se casan tres veces en su vida.
Primero, de muy niñas, con una fruta. Antes de alcanzar la pubertad, con el sol. Y cuando ya son jóvenes adultas, con un hombre. Estos matrimonios son parte de una costumbre ancestral que tiene como objetivo proteger a las mujeres: los dos primeros representan bodas con el dios Vishnu. La tradición sostiene que, de este modo, nunca quedarán del todo viudas y evitarán así el estigma que la viudez acarrea hasta hoy en Nepal y la vecina India.
La fotógrafa Elena del Estal ha seguido de cerca cada una de las bodas que tejen este ritual. Su proyecto, que comenzó en 2013, pone el foco en la belleza de una tradición que pervive entre esta comunidad que habitaba desde tiempos remotos…
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