Arde el mayor campo de refugiados de Europa

Incendio en el campo de Moria, donde malvivían 13.000 personas hacinadas en plena pandemia

Arde el mayor campo de refugiados de Europa
Panagiotis Balaskas / AP

Un incendio que es símbolo. De la indiferencia, del desprecio, quizá del hartazgo: de un lugar de Europa, la isla griega de Lesbos, que ha visto durante años sufrir de mil y una maneras a las personas refugiadas. La noche del 8 al 9 de septiembre ardió el campo de Moria, en el corazón de Lesbos. 

Estas son las cosas que sabemos hasta ahora. 

WHO: 13.000 personas en un campo para 3.000

Unas 13.000 personas, la mayoría de Afganistán, malvivían hacinadas en un campo habilitado para solo 3.000. Aunque en los últimos nueve meses el número de refugiados en este lugar ha bajado en unos millares, ni siquiera la pandemia sirvió para que se buscaran soluciones humanas a la situación desesperada de personas que llegaron a esta isla, en su mayoría, en barcaza desde la vecina Turquía. Era un campo plagado de basura: las condiciones higiénicas y el hacinamiento fueron algunos de los motivos de que en varias ocasiones se produjeran enfrentamientos. La pandemia y los primeros casos registrados en el campo, en un lugar donde guardar las distancias es imposible, complicaron más aún un drama al que Europa ha dado la espalda.

En enero de 2020 llegó a haber unas 20.000 personas hacinadas en condiciones inhumanas en el campo de Moria. Anna Surinyach

WHAT: El incendio de Moria

Las autoridades no han informado de víctimas mortales, pero los refugiados abandonaron sus tiendas y ahora se hallan sin cobijo. El alcalde de Moria, Yiannis Mastroyiannis, aseguró a una televisión que el incendio se produjo después de que las 35 personas contagiadas de coronavirus en el campo fueran informadas de que debían ser trasladadas a una zona de aislamiento. 

Una refugiada afgana del campo, Zahra, a quien la editora gráfica de 5W, Anna Surinyach, conoció en su última cobertura en Lesbos, explica que anoche hubo protestas contra la decisión de poner a refugiados en cuarentena a causa del coronavirus, y que entonces se registraron los primeros incendios. Según su testimonio, cuando el fuego creció —alimentado por el viento de la isla—, los refugiados empezaron a salir de las tiendas y del campo de Moria para ir hacia la capital de Lesbos, Mitilini, pero la policía se lo impidió y muchas personas se han visto obligadas a dormir en la calle. 

El Gobierno griego ha convocado una reunión ministerial urgente y ha despachado a fuerzas antidisturbios de Atenas a la isla. 

Refugiados y migrantes abandonan la noche del 8 al 9 de septiembre el campo de Moria, arrasado por el fuego. Panagiotis Balaskas / AP

WHEN: Un campo bajo cuarentena

Las organizaciones de ayuda humanitaria y de defensa de los derechos humanos vienen alertando desde el principio de la pandemia de las consecuencias catastróficas que podría tener la propagación de la covid-19 en un campo desbordado como el de Moria o como los de refugiados rohinyás en Bangladesh. Grecia ignoró a los refugiados; Europa, con ojos solo para la pandemia, también los ignoró. Lejos de intentar aliviar su sufrimiento o garantizar las medidas higiénicas de los campos que hay en diferentes puntos del mar Egeo, las autoridades griegas incluso llegaron a expulsar de forma secreta de las islas a más de mil refugiados en balsas inflables. 

Los contagios no llegaron, y no se hizo nada. Hasta la primera semana de septiembre, cuando se registró el primero, y los días posteriores se confirmaron hasta 35. El campo fue puesto bajo cuarentena. Las autoridades hubieran tenido tiempo para desalojarlo y evitar que el virus se propagara entre sus habitantes, pero no lo hicieron. Lo extraño es que algo terrible no sucediera antes.   

WHERE: De la crisis de 2015 a la pandemia

Cuando un historiador, de aquí a unas décadas, quiera contar la primera parte del siglo XXI europeo, tendrá que mirar a la isla griega de Lesbos. Fue uno de los escenarios de la mal llamada crisis de los refugiados de 2015: la llegada de centenares de miles de personas desesperadas, la mayoría de Siria, Afganistán e Irak, que se subían a barcazas inflables, pasaban por Lesbos, tomaban rumbo a Atenas y después a los Balcanes y al norte de Europa. La gestión de aquella crisis cambió el rostro de Europa.

Miles de refugiados quedaron bloqueados en octubre de 2015 en la frontera entre Serbia y Croacia, en medio de la política de cierre de la UE. Anna Surinyach

WHY: Un símbolo del derrumbe de Europa

Desde 2015, la política de cierre de fronteras —con el acuerdo entre la Unión Europea y Turquía como símbolo— fue más agresiva aún. Lesbos saltó a los telediarios en 2015, pero tanto antes como después fue un lugar en el que miles de refugiados malvivían o quedaban atrapados, como en el último año. No por la pandemia: a principios de año, ante la decisión de Turquía de abrir fronteras a los refugiados en su territorio, Grecia llegó a suspender el derecho al asilo. En Lesbos hubo ataques contra refugiados, trabajadores humanitarios y periodistas. En pocos lugares como este se puede leer y sentir la erosión de los derechos de las personas refugiadas. En pocos lugares como este se concentran las contradicciones y el dolor de un mundo en movimiento. 

En plena Unión Europea. 

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