Aún quedan tártaros en el muro

La crisis en la frontera entre Bielorrusia y Polonia golpea a una de las minorías musulmanas con más historia en la región

Aún quedan tártaros en el muro
Miroslaw Bogdanowicz, copropietario de «Tatarska Jurta» en Kruszyniany, de pie en la entrada del restaurante y Centro Cultural // Gilad Sade

¿Qué puede ofrecer un pueblo de apenas 200 habitantes en el confín polaco de la frontera con Bielorrusia?
Para Dzenneta Bogdanowicz, una tártara de 60 años, cabello y ojos grises, todo.
Kruszyniany, en la región de Podlasia, es el corazón de los tártaros de Lipka, una de las comunidades musulmanas más antiguas de Europa.

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