¿Qué puede ofrecer un pueblo de apenas 200 habitantes en el confín polaco de la frontera con Bielorrusia?
Para Dzenneta Bogdanowicz, una tártara de 60 años, cabello y ojos grises, todo.
Kruszyniany, en la región de Podlasia, es el corazón de los tártaros de Lipka, una de las comunidades musulmanas más antiguas de Europa.
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