Ventimiglia es una ciudad costera italiana que vive del turismo. Se encuentra a solo 12 kilómetros de la frontera con Francia. Hace ya tiempo que centenares de personas refugiadas y migrantes llegan a esta pequeña población para continuar su viaje clandestino por Europa: se meten en trenes que salen cada día desde aquí con destino a Niza o Marsella.
Para la mayoría es un paso más de su largo periplo: ya se han gastado miles de euros para huir de sus países de origen (Eritrea, Somalia, Nigeria, Gambia…) y subirse a un bote hinchable para llegar desde Libia a Italia.
Pero llegar a la Unión Europea no es el fin de las fronteras. Los que carecen de un permiso legal de residencia en la UE tienen prohibido el acceso a Francia. La policía está deteniendo a los que intentan salir en tren de Ventimiglia y haciendo batidas en la estación de tren. Si logran cruzar sin ser detectados, a veces se encuentran con un control a su llegada a Francia.
Todo es cuestión de suerte, así que algunos de ellos han decidido cambiar la ruta y cruzar las montañas a pie.
Estas imágenes, tomadas por el fotoperiodista Sergi Cámara, describen este bloqueo fronterizo. Cámara cuenta de cerca la historia de los que huyen de la guerra y el hambre, atraviesan el mar, son rescatados… y ahora deben cruzar la montaña.
Un grupo de migrantes duerme bajo uno de los puentes ferroviarios de Ventimiglia. Cuando las personas refugiadas o migrantes intentan cruzar las montañas, son en ocasiones detenidas. Los devuelven a ciudades italianas, pero en un par de días ya vuelven a estar en Ventimiglia para probar suerte de nuevo.
Los puentes, la orilla del río o la estación de trenes son algunos de los lugares donde acostumbran a esperar.
En esta frontera ya han perdido la vida más de quince personas. El último caso fue el de un joven que murió electrocutado al intentar pasar subido sobre el techo del tren la frontera entre Italia y Francia.
Un policía de la localidad fronteriza francesa de Menton baja del tren a una persona sin documentación que intenta cruzar la frontera escondido. Las fuerzas de seguridad francesas acostumbran a revisar estos trenes —incluidos lavabos— en busca de estas personas, que son devueltas a Italia. Y que volverán a intentar cruzar a Francia desde Ventimiglia.
Las anteriores fotos eran de septiembre de 2017. Esta es de enero de este año: es un grupo de amigos que camina hacia Francia a través de las pistas de esquí entre Claviere (Italia) y Montgenèvre (Francia). El control fronterizo, instalado en plena Unión Europea, se ha intensificado, lo cual ha hecho que las personas refugiadas y migrantes busquen otro camino: el de los Alpes. La localidad fronteriza italiana de Bardonecchia se convirtió en noviembre en un paso alternativo en la ruta a Francia: desde la estación de esquí italiana de Melezet, caminos escarpados conducen al pueblo francés de Navasce.
Esta es una ruta cada vez más frecuentada por los bloqueados en Ventimiglia. Pero las fuertes nevadas lo han cerrado provisionalmente: los voluntarios y las organizaciones que les dan apoyo les advierten de que ahora mismo no pueden cruzar por este paso de montaña, porque el riesgo de avalanchas es importante.
Bobacar Badio es de Costa de Marfil. Está durmiendo en la estación de trenes de Bardonecchia. Espera a que se haga de noche para intentar atravesar con unos amigos la frontera entre Italia y Francia a través de las pistas de esquí que unen ambos países.
Thierno Bary tiene 16 años y es de Guinea Conakry. Recupera fuerzas en este albergue gestionado por la organización Tous Migrants en el pueblo francés de Briançon. Había pasado la noche anterior al raso, con temperaturas bajo cero, perdido entre las montañas. Tras su estancia aquí, Bary seguirá su camino hacia otras ciudades francesas o hacia el norte de Europa. Tous Migrants alimenta y da asistencia legal y sanitaria a las personas que acoge. La ciudadanía se movilizó y formó esta entidad hace dos años, cuando a un joven llamado Mamadou le tuvieron que amputar los pies por congelamiento al intentar cruzar las montañas nevadas.
Un grupo ha llegado a la estación de trenes de Bardonecchia. Intentarán cruzar un paso alternativo de montaña para llegar a Francia. Aquí reciben ayuda de la oenegé local de voluntarios Rainbow 4 Africa. Les ofrecen comida, ropa, alojamiento y asistencia médica y legal. Los abogados voluntarios vienen de Turín.
Traore Mohamed y sus amigos salen de la iglesia en la que se escondían para inciar el duro camino que les debe llevar a Francia a través de pistas de esquí. Durante el día las pistas están llenas de esquiadores, pero ellos salen por la noche, para no ser detectados por la policía. A veces deben dejar las maletas por el camino, porque es imposible seguir cargando con ellas.
Traore Mohamed, del que hablábamos antes, tiene 21 años y es de Costa de Marfil. Pasó nueve meses en Ventimiglia y Bardonecchia intentando pasar a Francia. Finalmente lo consiguió a través del paso de Claviere, cruzando pistas de esquí por la noche.
Afaf y Alí, madre e hijo que han huido de Siria, querían cruzar por un punto montañoso, pero el día en que lo iban a intentar cayó una nevada y decidieron dar marcha atrás. Volvieron en tren a Turín y ahora —en la fotografía— van dirección a Ventimiglia para tratar de cruzar por allí. “Dicen que es más fácil si lo intentamos por allí”, dice Alí, de 23 años y que viene de la ciudad siria de Alepo, devastada por la guerra. Ambos fueron rescatados de una barcaza en el Mediterráneo y quieren llegar a Bélgica para reunirse con el resto del núcleo familiar: el padre y la hermana de Alí; o, lo que es lo mismo: el marido y la hija de Afaf.
La policía francesa devuelve a Italia a dos pakistaníes que cruzaron en autobús a Francia y que fueron detenidos en la población de Modane, muy cerca de la frontera. No tener papeles, dinero, reserva de hotel o billete de vuelta son algunos de los motivos que justifican su arresto; son los puntos que aparecen en el documento “Entrada denegada” que les entregan una vez son registrados por la policía y devueltos a Italia.
Mohamed Traoré y un grupo de amigos caminan de noche por las pistas de esquí que les deben conducir a Francia. Al principio se equivocaron de camino y fueron en otra dirección, pero al final reencontraron el rumbo.
Y consiguieron llegar a Francia.