Brian, hondureño de 26 años, pasó sus últimas navidades encerrado en un centro de detención para migrantes en Texas, Estados Unidos. No era eso lo que esperaba. Cuatro días atrás, el 21 de diciembre, trató de cruzar irregularmente la frontera a través de un punto ciego de Reynosa, Tamaulipas, México. Junto a él se encontraba su esposa, embarazada de ocho meses. Juntos abandonaron Tegucigalpa y juntos querían pedir asilo en el norte. Alguien les dijo que las autoridades ya no separaban familias y ellos quisieron creerlo. Su última despedida fue un adiós fugaz en medio de la noche, rodeados por agentes de la Patrulla Fronteriza que les gritaban en una mezcla de español e inglés antes de conducirlos, cada uno por su lado, a sus celdas. Desde entonces la pareja no se ha vuelto a abrazar. Ella se encuentra en Memphis, Tennessee, Estados Unidos, donde reside su madre.…
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