Una muchedumbre se agolpa a la entrada de la oficina del mukhtar, el responsable de distrito del barrio beirutí de Gemayseh. Uno de sus colaboradores advierte al grupo de que no se acerque tanto a la pared, porque puede colapsar la repisa exterior de la ventana del piso de arriba. La actividad en la zona es frenética. Philip Merhi, el mukhtar, no ha dormido en una semana.
—La destrucción es enorme, tanto la física como la psicológica. Los vecinos no vienen a pedir comida, lo que necesitan son vidrios, aluminio para reparar las ventanas de sus viviendas. Me siento impotente —dice Mehri mientras señala una pila de cajas con ayuda humanitaria del Gobierno turco.
La conferencia de donantes de Naciones Unidas para la reconstrucción de Líbano consiguió recaudar más de 250 millones de euros, pero Merhi se pregunta cuándo y a quién…
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