Yemen se desangra. La revuelta pacífica que derrocó a Alí Abdulá Saleh tardó un año en conseguir que el presidente dejara el poder, pero el débil proceso de transición pronto se vio superado por el triple conflicto interno (sectario, separatista y yihadista) que se ha activado aprovechando el momento de debilidad de las autoridades de Saná.
Cinco años después, la Primavera Árabe yemení es un recuerdo de un pasado lejano. Saleh ha vuelto de la mano de los rebeldes hutíes (pertenecientes a la secta de los zaidíes, derivada del islam chií) y domina medio país; Arabia Saudí bombardea Yemen desde marzo con la intención de devolver a su puesto al presidente Mansour Hadi y frenar el avance chií al otro lado de su frontera; y Al Qaeda en la Península Arábiga (AQPA) y el grupo yihadista Estado Islámico (EI) actúan con libertad…
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