Un rinoceronte adulto yace abatido en el suelo. El cuerpo descansa sobre su costado derecho. Sus ojos están abiertos aunque su mirada vacía carece de cualquier atisbo de vida. Dos tiros certeros —uno en la parte superior del abdomen y otro en la sien— parecen ser los responsables de la muerte del animal. De cada agujero emanan hebras de sangre seca que tiñen sutilmente de rojo la agrietada piel grisácea. En sus fosas aún hay restos de sangre coagulada y allí donde debería estar su cornamenta solo quedan dos grandes anillos en carne viva.
Esta es una escena creada con un rinoceronte disecado en la primera academia forense especializada en crímenes contra la fauna salvaje de todo el mundo, situada en Ciudad del Cabo (Sudáfrica). El animal fue asesinado por un cazador furtivo, pero después fue disecado y dispuesto para que los alumnos y alumnas de la academia hagan sus prácticas y eviten que crímenes como este se repitan en el futuro.
Al menos un rinoceronte es asesinado cada día solo en Sudáfrica. Su valor, por encima de otros materiales que a priori podrían parecer más codiciados, como los diamantes, el oro o el marfil, explica el porqué de esta sangría. En el mercado de la medicina tradicional, sobre todo en países asiáticos como China, donde al cuerno se le atribuyen todo tipo de propiedades curativas y afrodisíacas, el kilo puede superar los 50.000 euros. Sudáfrica, el país que alberga la mayor población de rinocerontes del planeta, es el más perjudicado: cada año entre 2013 y 2017 fueron asesinados más de un millar de ejemplares. Desde entonces la cifra se ha reducido, pero siguen siendo centenares.
Atrapar a los responsables de estas matanzas y llevarlos ante la justicia es una tarea realmente compleja. Los cazadores furtivos suelen actuar de noche, en zonas remotas, alejados de cualquier mirada indiscreta que pueda reconocer la procedencia de los disparos. Por la mañana, solo quedan los cuerpos mutilados y la misma pregunta que sobrevuela en el aire: ¿Quién habrá sido?
Para responder a esta cuestión, en mayo de 2022 se fundó en Ciudad del Cabo la Wildlife Forensic Academy, que el fotoperiodista Tommy Trenchard tuvo la oportunidad de visitar varias veces. Ahora, a través de imágenes comentadas por él mismo, descubrimos las instalaciones de uno de los centros pioneros contra el tráfico animal y los profesionales que trabajan en él.
Contenido solo para socios/as
Otra forma de ver el mundo es posible. Si te haces ahora socio/a, tendrás acceso ilimitado a la web, y recibirás cada año nuestra revista en papel con más de 250 páginas y un libro de la colección Voces.
Suscríbete ahora