Este reportaje forma parte del proyecto Primary Ocean de RUIDO Photo
El suelo de la pequeña isla de Gardi Sugdub apenas sobresale de las aguas del Caribe panameño. En este reducido terreno coralino viven apretadas algo más de un millar de personas. Pertenecen a la comunidad kuna y sus ancestros llegaron a esta zona hace tres siglos, huyendo de territorios ocupados por los conquistadores españoles. Ahora el mismo mar que un día les sirvió como refugio amenaza su futuro: la isla está condenada a quedar sumergida a causa de la emergencia climática.
Los científicos calculan que en dos o tres décadas será imposible vivir en Gardi Sugdub a causa de la subida del nivel del mar. Esto, unido a las condiciones de hacinamiento en un territorio cada vez más pequeño, ha hecho que la comunidad tome la difícil decisión de trasladarse a tierra firme. Ellos serán los primeros refugiados climáticos de la región, pero todo el archipiélago de Kuna Yala (también conocido como San Blas) afronta el mismo futuro.
Dicen sus habitantes que en este archipiélago hay tantas islas como días tiene el año, aunque solo están habitadas unas 75. Gardi Sugdub es por ahora la única que, con la colaboración del Gobierno panameño, está ejecutando un programa de traslado a tierra firme. Estaba previsto que se iniciara a finales de 2023, pero se ha retrasado porque las obras de la futura escuela no están terminadas.
“Es uno de los primeros casos en el mundo donde se va a trasladar una comunidad entera a tierra firme por la subida del nivel del mar”, dice el fotógrafo Edu Ponces, del colectivo RUIDO Photo. El de esta isla “es un caso pequeño, pero ilustra un fenómeno global”, añade el fotógrafo.
Como parte del proyecto “Primary Ocean” de RUIDO Photo, Ponces y la también fotógrafa Berta Vicente han documentado con imágenes y entrevistas el impacto de la subida del nivel del mar para los habitantes de Gardi Sugdub y para la cultura indígena de los kuna, que se verá gravemente afectada por este proceso.
En esta selección de fotografías, comentadas en primera persona por sus autores, exploramos la relación de esta comunidad con el mar y con su entorno, su modo de convivir con la emergencia climática y el futuro que afrontan en tierra firme.
Ponces: La isla de Gardi Sugdub forma parte de un grupo de cinco islas, las Gardi, que a su vez son parte del archipiélago de Kuna Yala. Todas son islas coralinas que se levantan solo algunos palmos sobre el nivel del mar. Esta es la imagen de la más pequeña de las islas habitadas, Coibita, fotografiada desde Gardi Sugdub. Son islas pequeñas, planas, con poca resistencia en medio de un vasto océano. Con esta imagen queríamos mostrar la fragilidad de este tipo de territorios y sus comunidades: es la representación visual de lo que se les viene encima y lo frágiles que son.
Vicente: Además, la población de la isla no para de crecer. Son dos problemas que se suman: la subida del mar y el crecimiento de la población.
P: En esta fotografía aparece Clemencio, un pescador que, como muchísimos hombres en Gardi Sugdub y el resto de Kuna Yala, se dedica a pescar o a utilizar su lancha para transportar a turistas. El archipiélago es un lugar muy rico, de una belleza espectacular y lleno de vida a poca profundidad. Aquí Clemencio mostraba sus rutinas de pesca. Queríamos jugar con la idea de la comunidad que se hunde; porque no solo se hunde una isla, sino toda una cultura. Este momento de Clemencio era como un baile, una representación visual de lo que iba a pasar a su comunidad.
V: La comunidad está un poco dividida sobre el traslado. Hay personas, sobre todo las mayores, que no quieren dejar sus casas. La idea de irse a un lugar nuevo y empezar de cero no les motiva. Y hay gente que sí, que ve las oportunidades que esto puede traer.
V: La primera de estas imágenes es un retrato de Nadin Morales, una joven indígena kuna de Gardi Sugdub. Durante nuestra estancia nos alojamos con la familia de Nadin. Un día, yo le estaba enseñando algunas fotos en Instagram y me dijo: “Yo quiero fotos así”. Se vistió con el traje tradicional —hay muchas mujeres que lo llevan siempre— y la fotografié. En el momento en que tomé esta fotografía estaba mirando a su madre.
Nadin estudia Turismo en la ciudad de Panamá. A diferencia de otros miembros de la comunidad, tiene muchas ganas de trasladarse a tierra firme. Está muy orgullosa de ser kuna, es algo que se siente mucho entre la gente joven: hay amor hacia la cultura propia. Ella tiene ganas de montar un negocio turístico y compartir su cultura con otras personas. La imagen de la derecha muestra una olla en la que una mujer de la familia, Cecilia, cocina una langosta pescada por Clemencio el día anterior.
P: Esta es la isla de Coibita, frente a Gardi Sugdub, en una fotografía tomada con dron. Las imágenes de dron son muy importantes para entender territorialmente la zona, para ver que hay una parte de estas islas coralinas que ya está bajo el agua. La inundación es un proceso en marcha. La isla no será inhabitable cuando esté hundido el último edificio, sino mucho antes.
En esta región del Caribe el nivel del agua ha aumentado aproximadamente 30 centímetros en los últimos 50 años, once centímetros más que el promedio mundial.
V: Esta es una imagen tomada en la escuela de Gardi Sugdub. Fotográficamente hablando, es difícil representar la subida del nivel del mar. Por eso buscábamos metáforas que nos permitieran transmitir esta idea. En la escuela encontramos esta pared que nos pedía a gritos fotografiarla.
P: Es una comunidad totalmente vinculada al mar. Aunque sus leyendas antiguas no hablan tanto del mar —llegaron de tierra hace trescientos años—, toda su realidad gira en torno a él: cada casa tiene un puerto en la parte trasera. La historia de los kuna ha sido adaptarse a la transformación; los cambios son parte de su cotidianidad. No pierden la tierra de sus ancestros porque, en términos de valores, se trata de una comunidad que en su día ya tuvo que huir de las consecuencias de la llegada del hombre blanco. Es algo que tienen totalmente integrado.
V: Getzarelis Herrera (en la imagen de la derecha) es una de las estudiantes de la escuela pública Gardi Sugdub. Ese día estaban haciendo juegos con manualidades. Muchas de las que decoran la escuela hacen referencia al océano, pero los estudiantes ya saben que pronto irán a vivir a tierra firme. La imagen de la izquierda hace de nuevo énfasis en el aumento del nivel del mar; busca la metáfora y el paralelismo para hacer hincapié en esa idea.
P: Muchas maestras y maestros nos decían que los niños y niñas no pueden jugar tanto porque no hay espacio. Ellos tienen ganas de trasladarse, porque la escuela construida en tierra es mucho mayor. Tiene pista de básquet, campo de fútbol, muchas aulas… Los profesores de la escuela son los que están más concienciados sobre el tema medioambiental. Pero en general la preocupación es sobre el traslado y todos los problemas que acarrea ese proceso.
V: Esta es la barriada de unas 300 viviendas construidas en tierra firme por el Gobierno panameño para reubicar a la comunidad kuna de la isla. Las casas son todas iguales. Para el pueblo kuna, la respuesta del Gobierno ante la situación de la isla es incompleta, porque no tiene en cuenta su propia forma de vida.
Aunque se adaptarán y las harán suyas, de entrada las casas no tienen nada que ver con las que tienen ahora. Ya sea por los materiales —por ejemplo, las paredes son de PVC, y no pueden clavar en ellas las hamacas que utilizan tradicionalmente para dormir— o por las dimensiones. En general, son familias grandes que comparten una misma casa. Las nuevas casas son muy pequeñas y están muy divididas.
P: Este es el interior de la escuela. Es muy grande, con capacidad incluso para que los profesores y los niños duerman ahí si no quieren volver a sus casas entre semana. Lo que ofrece la nueva barriada es un futuro, y la escuela es una representación de ese futuro.
Los kuna se van a trasladar, pero algo se va a quedar por el camino. No son las personas: tiene más que ver con una forma de vida. En la comunidad se habla mucho sobre cómo conservarla. En la nueva escuela hay una sala dedicada a la cultura kuna, pero las mismas construcciones son la representación de que algo se va a perder. El traslado no va a ser inocuo. Otra de las cosas que dicen que va a pasar es que va a haber un problema de salud grave. En la isla casi no hay mosquitos, pero en tierra sí. Es una zona muy húmeda con mucha vegetación. Un responsable sanitario nos decía que van a tener que cambiar los programas de vacunación, puesto que van a proliferar enfermedades que antes no existían.
P: José Davis es el líder (el saila, la autoridad kuna) de la comunidad de Gardi Sugdub. Fue uno de los que decidió el traslado a tierra firme. Él no pensó en la subida del nivel del mar, sino en el hacinamiento y en cosas como que la escuela había quedado muy degradada por el mar. Pensó: hay un problema y hay que moverse. Y el Estado dijo: sí, os vamos a trasladar, porque si no vais a desaparecer.
V: No es que no les preocupe el cambio climático, sino que lo entienden en otros términos. Su relación con la naturaleza no tiene nada que ver con la que tiene la persona blanca. Es una relación con, en y para la naturaleza. Es muy diferente. Llevan siglos advirtiendo de que el modo de vida de la persona blanca va a acabar con la propia existencia. Mucho antes de que le pusiéramos nombre, mucho antes de que lo llamáramos cambio climático, ellos ya lo estaban advirtiendo.
P: Esta es una casa cultural de la comunidad en Gardi Sugdub. La imagen muestra cómo es la isla. Hay suelos de arena, placas solares… Con esta fotografía queríamos hacer presente la historia del pueblo kuna. Aparece gente metida en el mar y también las dos banderas de los kuna: la cultural, a la izquierda, y la de batalla, a la derecha. Lo que para nosotros es una bandera que recuerda a la española, con una esvástica en su interior [un símbolo muy anterior al nazismo y utilizado por comunidades diversas en todo el mundo], es la bandera de la revolución kuna. Fue una revuelta contra el Estado panameño clave en la historia de esta comunidad [en 1926, los kuna se rebelaron ante las políticas “civilizadoras” que implicaban la desaparición de la lengua y los usos tradicionales]. Es el origen de la autonomía que tiene hoy en día Kuna Yala.
V: En esta imagen aparece Cecilia, una mujer de la isla de Coibita, navegando desde Gardi Sugdub a esta isla. En Coibita no tienen agua corriente y Cecilia transportaba agua en un cayuco, un tronco vaciado que utilizan como medio de transporte. El movimiento entre islas es absolutamente normal, especialmente entre estas dos. Por las mañanas, muchos niños y niñas van de sus casas a la escuela en cayuco. En esta zona el mar es casi un lago: es una bahía cerrada, coralina, con un mar bajo en el que casi no hay olas.
P: Miguel Vázquez es otro de los sailas, de los ancianos kuna que tienen el rol de dirigir todas las ceremonias que hace la comunidad; están en la tienda principal y conversan, cantan historias tradicionales… Él no es la máxima autoridad, sino que forma parte del consejo que dirige la comunidad. Esta foto está tomada en el muelle que hay detrás de su casa.
V: La fotografía de la izquierda muestra un pedazo de coral blanco (el color del que queda el coral cuando muere) en una de las islitas. Ellos lo utilizan para rellenar el terreno, pero también queríamos enseñar que es la esencia, el esqueleto de estas islas coralinas.
P: Esta fotografía de un pájaro enjaulado está tomada en casa de Evelio, un profesor de escuela que nos acogió. Es una familia muy grande, son tres hermanos, y en la casa hay muchos niños. La imagen del animal enjaulado en la vivienda juega, de nuevo, con la metáfora.
P: Frente a una de las pequeñas islas del archipiélago encontramos esta imagen. Son palmeras bajo el mar. Con la degradación de la tierra, llega un momento en que caen y quedan bajo el agua. Otra vez, es un intento de retratar cómo va a quedar este territorio, hacia dónde va la desaparición de estas islas.
P: Esta es una imagen aérea del archipiélago de las Gardi. Es muy ilustrativa: enseña la inmensidad del mar, lo pequeño que es lo humano y lo hacinado que está, y también muestra todo lo que ya está bajo el agua. En términos ecológicos, la mayoría del territorio ya está sumergido. Se han aprovechado los resquicios que están fuera del agua.
Es fascinante ver hasta qué punto la pequeña historia de Gardi Sugdub, mínima en términos globales, es una representación de lo que ocurre en el planeta. Este archipiélago es un lugar del que la gente se va a tener que mover: va a ocurrir, se van a quedar sin su lugar. Ya huyeron una vez hace 300 años y ahora van a tener que volver a hacerlo. Han sufrido las consecuencias del comportamiento de la civilización, y nunca las han provocado.