I. El amanuense del clima ante el avance de las hordas bárbaras
A Rick Thoman (Lancaster, Pensilvania, 1961) siempre le ha fascinado el frío. Casi tanto como le decepciona la política. De su infancia recuerda que esperaba el momento en que su familia ocupaba la sobremesa con el final de la guerra de Vietnam o el escándalo del Watergate para recogerse en su afición por colocar termómetros, dibujar gráficos con los datos obtenidos y forrar las paredes de su cuarto con ellos. Nunca imaginó que, medio siglo después, esa misma pasión escapista por sistematizar desviaciones y anomalías en la temperatura acabaría arrojándole a la primera línea de otro combate de alcance global y en la resistencia a otro presidente mentiroso. Que desde una discreta oficina de la Universidad de Alaska en Fairbanks, centro geográfico de la taiga estadounidense, encontraría sentido a sus lecturas infantiles. Que…
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