Antes de que Joe Biden retirara su candidatura a la reelección como presidente de Estados Unidos, vi una entrevista en la CNN donde un votante republicano decía que votaría por el actual presidente estadounidense. No le gustaban ni Biden ni las políticas del Partido Demócrata, pero puestos a elegir entre Donald Trump “y un muerto”, no tenía dudas. Escogería al finado.
Me pareció un extraño momento de lucidez en un tiempo de exuberante irracionalidad. ¿Cómo es posible que un condenado por delitos de agresión sexual, soborno de una actriz porno y estafa mantenga el apoyo de la mitad de los estadounidenses? ¿Que alguien con la madurez mental de un niño de siete años y la catadura moral de Al Capone tenga siquiera la oportunidad de volver a ocupar la Casa Blanca?
Contenido solo para socios/as
Otra forma de ver el mundo es posible. Si te haces ahora socio/a, tendrás acceso ilimitado a la web, y recibirás cada año nuestra revista en papel con más de 250 páginas y un libro de la colección Voces.
Suscríbete ahora