El más madrugador no pasaba de 20 años. Camisa de cuadros rojos, casco táctico militar, máscara de paintball negra y fusil de asalto al cinto, el joven caminaba aferrado a un mástil con dos de las banderas más improbables que cabía esperar en Richmond, capital del estado de Virginia, durante la conmemoración del nacimiento de Martin Luther King: una insignia azul, rosa y blanca símbolo de la comunidad LGBTIQ y otra blanca con el sello del Ejército de EEUU y el año que marcó su creación, 1775.
Como cada año, el pasado 18 de enero Richmond celebraba su llamado Lobby Day —cuando, coincidiendo con el Día de Martin Luther King, los electores acuden al congreso regional para solicitar a sus representantes que defiendan sus causas— y la poderosa Liga para la Defensa Ciudadana de Virginia aprovechaba para exigir la ampliación de la Segunda Enmienda, que…
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