Beirut está acostumbrada a las explosiones. Aunque cada vez que ocurre algo así lo primero que se pone sobre la mesa es la teoría de la conspiración, esto parecía diferente y tanto Israel como Hezbolá, enemigos acérrimos, dijeron de inmediato que no tenían nada que ver.
Una primera explosión levantó una columna de humo espeso en el puerto de la capital libanesa. Una segunda, más potente, produjo a continuación un hongo gigante y una onda expansiva que arrasó todo lo que había a su alrededor. El estallido se oyó en la isla de Chipre, a más de 200 kilómetros, y provocó un temblor de tierra que estremeció a la ciudad como si fuera un terremoto.
El Gobierno cree que la explosión fue causada por la deflagración de más de 2.700 toneladas de nitrato de amonio —un componente químico usado a menudo…
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