Golpe de Estado fallido en Turquía

Un viaje por la historia reciente del país para interpretar el frustrado levantamiento militar

Golpe de Estado fallido en Turquía
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WHAT

En torno a las diez de la noche del 15 de julio, comenzaron a llegar imágenes de varios camiones de transporte de tropas apostados en los dos puentes que cruzan el estrecho del Bósforo en Estambul. Habían ordenado cortar el tráfico. Los hechos se superponían a las noticias que llegaban desde la capital, Ankara, donde varios cazas volaban a baja altura y los blindados comenzaban a tomar las calles. Poco a poco se hizo patente que se trataba de un “intento de golpe de Estado” por parte de “un grupo dentro de las Fuerzas Armadas”, según lo definió el primer ministro, Binali Yildirim, en una llamada telefónica a una cadena de televisión turca. Otra vez, Turquía se veía enfrentada a la bota castrense.

WHERE

Los sublevados tomaron varios edificios importantes de la capital, entre ellos el Estado Mayor, donde secuestraron al jefe de las Fuerzas Armadas, el general Hulusi Akar, al que mantuvieron como rehén durante prácticamente toda la noche. También atacaron la sede de los servicios secretos, donde se produjeron intensos combates y un caza bombardeó el Parlamento, dejando algunas de sus estancias en estado ruinoso e hiriendo a decenas de personas. Otro grupo de soldados tomó la radiotelevisión pública, desde donde se anunció la imposición del estado de excepción, justificado en las “amenazas” a las que se enfrenta Turquía y a las que el Gobierno no es capaz de responder. Además se anunció que se enjuiciaría al presidente, Recep Tayyip Erdogan, al que se acusó de “traidor” y “autócrata”.

2 blasts reported near entrance to Turkish parliament; no casualties reported. LATEST: https://t.co/XKls0JIBYLpic.twitter.com/EVE2hYgCyG— ABC News (@ABC) 16 de julio de 2016

El presidente Erdogan, que se encontraba de vacaciones en un hotel en la ciudad de Marmaris, fue llevado a un lugar seguro escapando por poco de la muerte, ya que el edificio en el que se encontraba fue bombardeado apenas hubo salido de él (posteriormente, los sublevados también trataron de derribar el avión en que se dirigía a Estambul). Desde su escondite, en el que permaneció varias horas, compareció en la cadena CNN-Türk a través de una llamada por Facetime donde llamó al pueblo turco a “tomar las plazas” en defensa de la democracia. Erdogan fue elegido presidente con el 52 % de los votos y su partido, el islamista AKP, recibió el 49 % de los sufragios en las elecciones del pasado noviembre y la mayoría absoluta de los escaños en el Parlamento.

Cumhurbaşkanı Erdoğan CNN TÜRK’e açıklama yaptıhttps://t.co/C0EYdmeAz6https://t.co/IHVrhCBVEB— CNN Türk (@cnnturk) 15 de julio de 2016

Miles de personas respondieron al llamado y se dirigieron al aeropuerto Atatürk de Estambul, cerrado por varios tanques, a los que se subieron. En otros lugares, los militares rebeldes abrieron fuego contra las masas desarmadas, aunque también algunos manifestantes cometieron actos de salvajismo y a un soldado que atraparon le rajaron el cuello.

A medida que los comandantes de los diversos cuerpos de Ejército comparecieron para declarar su oposición al golpe, la asonada se fue desinflando y, pese a que los combates prosiguieron hasta la mañana –con un saldo de víctimas de 265 muertos, incluidos decenas de civiles- el golpe fue repelido.

WHO

Cerca de 3.000 oficiales y soldados han sido detenidos hasta el momento por su participación en el golpe de Estado. Muchos de ellos pertenecen a las Fuerzas Aéreas y a la Gendarmería, según han explicado fuentes gubernamentales. Los militares se comunicaron a través de Whatsapp las órdenes previas al golpe, lo que hace a algunos sospechar sobre el hecho de que nadie supiese lo que iba a pasar. Un analista consultado por 5W aventuró la posibilidad de que el Gobierno supiese , a través de los servicios secretos, lo que iba a ocurrir, pero dejase madurar a la trama a fin de obtener ganancias políticas con ello. También es cierto que en un Ejército que cuenta con más de 500.000 efectivos, estos números de golpistas suponen una minoría.

El Gobierno ha acusado de estar detrás del golpe a los seguidores de la comunidad de Fethullah Gülen, un clérigo que vive en un autoimpuesto exilio en EEUU y dirige una cofradía religiosa que por sus ideas e influencia es habitualmente comparada a un Opus Dei en versión musulmana. Gülen y Erdogan fueron grandes aliados durante la primera década de gobierno del partido islamista AKP (2002-2012) pero posteriormente los lazos se rompieron y ahora el presidente turco los acusa de haber formado la red terrorista FETÖ-PDY (Organización Terrorista Fethullahçi / Estructura Estado Paralelo) con el objetivo de infiltrarse en la Administración –ya lo hizo en anteriores décadas con el beneplácito del AKP- y derribar al Gobierno. Sin embargo, otros analistas creen que el movimiento gülenista por sí sólo no podría haber organizado este tipo de levantamiento militar ya que las Fuerzas Armadas turcas controlan al detalle quien forma parte de su estructura y expulsa del cuerpo a cualquier miembro considerado desleal a la férrea doctrina militar.

Erdogan ya dijo anoche que este intento de golpe de Estado es “una bendición de Dios” ya que permitirá afrontar la “limpieza en profundidad” de las Fuerzas Armadas, una institución que si bien ha sido ya purgado en los últimos años, aún no goza de la absoluta confianza de Erdogan. Con el golpe aún caliente, varios estamentos judiciales han anunciado la expulsión del cuerpo de cientos de jueces y fiscales considerados vinculados a la cofradía gülenista. Desde 2013, miles de jueces, fiscales y policías han sido relevados de sus cargos por ser sospechosos de simpatizar con dicha comunidad religiosa.

WHEN

El intento de golpe de Estado llega en un momento en que Turquía se enfrenta a los atentados más letales de su historia, cometidos tanto por el Estado Islámico como por las organizaciones kurdas PKK y TAK. En el sudeste kurdo, la guerra retomada en julio del año pasado al romperse las negociaciones entre el PKK y el Gobierno ha provocado más de 1.500 muertos y cerca de una treintena de localidades han vivido largos periodos bajo el toque de queda. Importantes zonas de varias ciudades (Diyarbakir, Cizre, Nusaybin, Yüksekova y Sirnak) han quedado destruidas por los combates y el uso de artillería por parte de las fuerzas gubernamentales. Al mismo tiempo Turquía se ha visto inmersa en conflictos con varios países de su entorno (Rusia, Siria, Irak, Egipto, Israel), aunque recientemente ha iniciado un proceso de recuperación de relaciones con ellos.   

Por otro lado, el golpe de Estado llega apenas a unas semanas del inicio de una reunión entre las cúpulas militares y del Gobierno en la que se deciden las promociones y las expulsiones de las Fuerzas Armadas. Para este año se esperaba que numerosos militares contrarios al Gobierno fuesen enviados a la reserva.

WHY

Turquía ha sufrido cuatro golpes de Estado y varias intentonas desde que inició la senda democrática a mediados del siglo pasado. En 1960, oficiales de bajo rango, impulsados por ideas progresistas —algunos autores los consideran cercanos al nasserismo egipcio— derrocaron al gobierno del conservador Adnan Menderes, que gobernaba desde 1950 con altos índices de popularidad pero de una forma cada vez más autoritaria (Erdogan se siente heredero, entre otros, de Menderes). Los militares hicieron colgar al primer ministro y a otros dos ministros e hicieron aprobar la constitución más progresista de la que ha disfrutado Turquía hasta la fecha pero, a cambio, instauraron un sistema de vigilancia militar del poder político e inauguraron la viciosa costumbre del golpismo.

Once años más tarde la cúpula militar lanzó un memorándum que también desbancó al Gobierno y que sirvió, por un lado, para limitar muchos de los derechos otorgados por la Constitución y, por el otro, para reforzar la cadena de mando, ya que sólo unos días antes se había abortado un complot golpista planeado por oficiales izquierdistas.

El putsch de 1980 fue el más sangriento hasta la fecha. Dirigido por el general conservador Kenan Evren, tuvo como objetivo detener la polarización política y social que vivía el país en la década de 1970: con constantes enfrentamientos a tiros entre militantes de ultraderecha y diversas organizaciones de izquierda, matanzas y una falta de capacidad de diálogo entre los partidos que había bloqueado el Parlamento. Durante los tres años que se prolongó la Junta Militar, Evren se propuso crear una sociedad nueva, expurgada de los vicios del librepensamiento, el ateísmo y el comunismo. La izquierda fue aplastada sin piedad, y su lugar en la sociedad lo tomaron las organizaciones islámicas.

De aquellos polvos, estos lodos. Porque el islamismo político cobró fuerza durante las décadas de 1980 y 1990 y llegó al poder en 1996. Un año después, la nueva generación que ocupaba la cúpula de las Fuerzas Armadas, de carácter kemalista, nacionalista y eurasianista, desalojó del poder, mediante el llamado “golpe posmoderno”, al Gobierno del islamista Necmettin Erbakan, mentor político de Erdogan. El actual presidente turco, que entonces era alcalde de Estambul, fue condenado a diez meses de cárcel.

En 2007, el Estado Mayor volvió a intentar dan un puñetazo sobre la mesa para evitar la elección del islamista Abdullah Gül como presidente, pero Erdogan y los suyos supieron resistir las presiones, y el “memorándum” emitido por los militares quedó en papel mojado.

A partir de esa fecha, Erdogan decidió purgar el Ejército y, aliado con jueces, fiscales y policías adscritos a la cofradía de Fethullah Gülen, lanzó una serie de procesos contra supuestas tramas golpistas que entre 2007 y 2014 se convirtieron en una verdadera caza de brujas y diezmaron la oficialidad de las Fuerzas Armadas. La mayoría de los condenados en esas fechas por golpismo han sido puestos en libertad recientemente tras la revisión de sus juicios, pero han sido enviados a la reserva, con lo que, pese a todo, los islamistas turcos lograron lo que buscaban: someter a la cúpula militar a una cadena de mando dependiente del Gobierno. De no haber sido así, quizá el resultado del levantamiento militar de este 15 de julio habría sido diferente.

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