Grecia lleva una década en crisis. Entre 2009 y 2016, el país destruyó el 45% de su PIB, algo que ningún país europeo ha visto desde la Segunda Guerra Mundial, excepto aquellos que han sufrido algún conflicto bélico o el shock del paso del socialismo al capitalismo. Cerca de medio millón de jóvenes se han marchado de Grecia, y aún pasarán años antes de que vuelvan. Una de cada cuatro pymes ha echado el cierre y los griegos han perdido casi la mitad de su poder adquisitivo. En el punto más álgido de la crisis, hasta el 15% de la población dependió de la caridad para comer. Desde que lo decretó el Gobierno del izquierdista Alexis Tsipras, 500.000 comidas diarias se sirven en las escuelas para permitir que los niños de familias con menos recursos puedan comer caliente y equilibrado al menos una vez al día.