Un paso adelante, dos pasos atrás: así podría resumirse la historia de Sri Lanka tras su independencia, en 1948, hasta hoy. La democracia más antigua de Asia, en su día considerada un modelo de desarrollo, se mueve todavía en el borde del abismo político y económico tras las protestas ciudadanas que en julio llevaron a la huida de su presidente, Gotabaya Rajapaksa, y su dimisión desde Singapur.
Ranil Wickremesinghe, el nuevo presidente, afronta la enorme tarea de revivir la economía de esta isla del Océano Índico, devolverle la estabilidad política y ganarse la confianza de una ciudadanía harta del nepotismo, de una corrupción desenfrenada y un sector público ineficiente. No es una tarea fácil y menos aún en un país como Sri Lanka, sumido en su peor crisis económica y una profunda inestabilidad política. Los críticos subrayan que Wickremesinghe no ha sido elegido en las…
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